Horarios olvidados
“¡Estoy harto de que solo me den órdenes!”, exclamó Lizandro cuando su padre le recordó que practicara la trompeta. “Alguien siempre me está diciendo que es hora de levantarme, hora de tomar el autobús, hora de comer, ¡hora de hacer algo! Por una vez quisiera hacer lo que yo quiera cuando yo lo quiera”.
Papá levantó la mirada de su mesa de herramientas. “Solo por diversión, supongamos que nos despertamos un día y descubrimos que todos pueden hacer lo que deseen durante 24 horas, ¡cualquier cosa! ¿Qué harías, hijo?
“¡Pasaría todo el día en el zoológico!”, afirmó el niño.
“¿Cómo llegarás hasta allá?”, quería saber su padre.
“Tú me llevarás”, contestó Lizandro con una sonrisa.
Papá se rascó la barbilla. “Bueno, no tengo que hacerlo si no quiero”.
“Ah, por favor, papá. También quieres ir al zoológico, ¿verdad?”
“Está bien”, indicó su padre, “entonces subimos al automóvil y conducimos hasta el zoológico. Pero, cuando llegamos allá, no podemos entrar”.
Lizandro puso una cara de asombro. “¿Por qué no?”
“No hay horario de atención, así que el portero decidió dormir hasta tarde”, explicó papá. “No tiene mucho sentido ir al zoológico de todos modos. Nadie ha ido a trabajar, así que no hay palomitas ni helados, no hay el trencito ni el espectáculo de las focas”.
Lizandro suspiró. “Ya sé lo que me quieres decir: que, si no tuviéramos horarios, solo habría confusión, ¿verdad?”
“Exactamente”, comentó su padre. “Cuando Dios creó el universo, organizó todo. Hasta la luna y las estrellas tienen un horario qué cumplir. También tenemos horarios porque Él nos ha dado cosas para aprender y hacer mientras esperamos que venga Jesús, para crecer en nuestra fe. A veces puede ser difícil, especialmente cuando tenemos que hacer cosas que no nos gustan o hay otras actividades que preferiríamos realizar, pero Él nos ayudará. Cuando seguimos el horario que Jesús ha puesto en nuestras vidas, aprendemos a confiar en Él y a ver las cosas maravillosas que está haciendo”.
Papá miró su reloj. “Según mi horario, es hora de almorzar. ¿Qué tal si vamos por una hamburguesa?” Lizandro dio un grito de alegría. “Y después”, agregó el padre, “será hora de que practiques la trompeta”.
“Está bien”, aceptó Lizandro con una sonrisa. “Lo pondré en mi horario”. — BARBARA J. WESTBERG
REALIZA AQUELLO QUE DIOS TE HA DADO PARA HACER
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:15-16
TENGAN CUIDADO CÓMO ANDAN; NO COMO INSENSATOS SINO COMO SABIOS, APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO.
¿Te quejas por tener que realizar las cosas a cierta hora? ¿Desearías poder hacer lo que quieras cuando lo quieras? Cuando desees poder hacerlo todo a tu manera, recuerda que Dios creó y organizó todas las cosas, y tiene un plan para tu vida. Mantén Su horario al confiar en que Él te ayudará a realizar todo lo que te ha dado para hacer.
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