Hace mucho tiempo

Graciela y Alicia se bajaron del autobús y caminaron a la puerta de la casa de Graciela.

—Nuestra iglesia tendrá un festival para niños el sábado —le contó Graciela a su amiga—. Tendremos manualidades y comida, y los jóvenes harán un drama sobre la muerte y resurrección de Jesús. ¿Quisieras venir?

—No —contestó Alicia—. Mis padres dicen que la iglesia está llena de personas que creen en cosas tontas. Además, me parece una locura pensar que algo que pasó hace tanto tiempo haga la diferencia en las vidas de la gente hoy en día —Alicia cambió de tema rápidamente—. ¿Qué tema te dio el señor Lascano para tu proyecto de historia? A mí me tocó el día del Armisticio. El maestro dijo que fue el día en que terminó la Primera Guerra Mundial. ¿Qué te tocó a ti?

—El Lusitania —respondió Graciela—. El señor Lascano dijo que era un barco británico que fue atacado con torpedos justo antes de la guerra. No sé mucho de eso, pero creo que mis padres tienen una fotografía de ese barco.

La madre de Graciela las saludó cuando entraron.

—¿Recibieron hoy los temas para sus proyectos? —les preguntó.

—Alicia tiene el día del Armisticio y a mí me asignaron el Lusitania —indicó Graciela—. ¿No tienes una fotografía de ese barco por algún lado?

—Sí —afirmó mamá—. Pero ¿sabes una cosa, hija? Si el Lusitania no hubiera sido destruido por un torpedo, ¡no estarías aquí!

Graciela se quedó confundida.

—¿A qué te refieres?

—La primera esposa de tu tatarabuelo estaba viajando por barco desde Nueva York hacia Inglaterra para visitar a su padre, que estaba muy enfermo. Ella estaba en el Lusitania y perdió su vida cuando se hundió. Unos años más tarde, tu tatarabuelo se casó otra vez y así nació tu bisabuela, después mi madre, luego yo y después tú. Ninguna de nosotras estuviera aquí si el Lusitania no se hubiera hundido. La vida sería muy diferente para nuestra familia si eso no hubiese pasado.

—Guau —exclamó Graciela—. Yo no lo sabía —entonces ella pensó en algo—. Alicia, hace un momento dijiste que un evento que pasó hace tanto tiempo no podía hacer la diferencia en nuestras vidas hoy en día, ¡pero eso no es verdad! Así como el Lusitania cambió las vidas en nuestra familia, ¡la muerte y resurrección de Jesús también cambia vidas! Lo que Él hizo cambia todo, porque ahora cualquiera puede ser perdonado por sus pecados y tener una relación con Dios.

—Nunca lo había visto de ese modo —admitió Alicia—. Tal vez vaya el domingo contigo, después de todo.

LINDA WEDDLE

LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESÚS CAMBIAN VIDAS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 15:3-4

CRISTO MURIÓ POR NUESTROS PECADOS, CONFORME A LAS ESCRITURAS; QUE FUE SEPULTADO Y QUE RESUCITÓ AL TERCER DÍA, CONFORME A LAS ESCRITURAS.

¿Hubo algún evento histórico que haya cambiado la historia de tu familia? ¿Qué dices de la muerte y la resurrección de Jesús? ¿Ha hecho esto la diferencia en tu vida? Si Dios no hubiera enviado a Su Hijo a morir por nuestros pecados y no lo hubiera resucitado de entre los muertos, no podríamos tener Su gozo y Su paz en nuestras vidas, ni la promesa de vida eterna con Él. Jesús cambia vidas y, ¡si confías en Él, cambiará también la tuya hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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