Ganso menso

Leer: Salmo 133

–¡Tú lo elegiste la última vez! –gritó Juliana.

—¡No es verdad! —exclamó Karina—. ¡Fuiste tú!

—Creo que recuerdo las cosas mejor que tú —Juliana salió dando pisotones por la puerta trasera. Ella y Karina eran primas, pero no siempre se llevaban muy bien.

Teo, el hermano de Juliana, salió y se sentó junto a ella.

—¿Qué pasó? —le preguntó—. ¿Otra pelea?

—Karina es tan mandona —comentó Juliana—. Nunca quiere hacer lo q yo deseo —ella frunció el ceño mientras miraba a su prima, que caminaba hacia los columpios.

En ese momento, una bandada de gansos salvajes que graznaban con fuerza pasó volando por encima de sus cabezas.

—Me pregunto cuál es su problema. ¡Qué ruido tan horrible hacen! —opinó Teo—. Quizá uno de ellos quería ser el jefe y trató de colarse al inicio de la línea.

—¿No se toman turnos para ser el líder?

—Se supone que sí —explicó Teo—. Pero tal vez uno de ellos se puso a contar las veces que ha sido líder y decidió que no iba a compartir su justa cantidad de turnos. Así que trató de hacer que los demás hicieran las cosas a su manera, y ahora todos los demás gansos están graznando —el niño le sonrió a su hermana—. Ganso menso.

Ambos observaron cómo la larga línea de gansos se separó en cuatro líneas que después se unieron para formar dos. Los graznidos se calmaron y finalmente las dos filas formaron una sola V.

—Me pregunto cuál de todos fue el primero que dejó de graznar y se puso a trabajar en paz con los demás —señaló Teo—. Se necesita a un verdadero líder para hacer que los demás trabajen bien juntos. Y no se trata de siempre hacer las cosas a tu manera, sino de poner a los demás antes de ti misma. Ese es el tipo de líder que era Jesús. A pesar de que es Rey sobre todo, Él se convirtió en un siervo y murió por nuestros pecados, porque esa era la única manera en que podíamos tener paz con Dios.

Juliana miró al lugar donde Karina se columpiaba. «Eso quiero ser, una líder», pensó. «No quiero ser un ganso menso».

La niña se levantó de un brinco y caminó hacia los columpios.

—A ver, Karina —le dijo—. Esta vez puedes decidir —ella le sonrió a su prima—. Dejemos de graznarnos la una a la otra.

Lois A. Witmer

APRENDE A LLEVARTE BIEN CON LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: Efesios 4:3 (NVI)

ESFUÉRCENSE POR MANTENER LA UNIDAD DEL ESPÍRITU MEDIANTE EL VÍNCULO DE LA PAZ.

¿Quieres siempre que los demás hagan las cosas a tu manera? ¿Tratas de hacerte cargo peleando y forzando a todos para que hagan lo que quieres? Ese no es el tipo de líder que fue Jesús. Él puso a los demás delante de Sí mismo al sacrificar Su vida para traernos paz, y quiere que vivamos en paz unos con otros. Ayuda a otras personas a vivir en paz al hacer lo que sea mejor para todos, no solo para ti. Esa es la marca del verdadero líder.

Clave de Hoy
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