¡Explosión!
Gloria estaba enojadísima con si hermana, Margot. Toda la semana había usado las cosas de Gloria sin pedirle permiso, y hoy había tomado una de sus mejores blusas y la usó para ir a la escuela. Cuando entró en la casa, Gloria sintió que estaba a punto de explotar. Lanzó su mochila a una silla en la cocina y esta cayó al piso. La niña dejó salir un grito de exasperación.
—Hija, por favor, siéntate y tranquilízate —le indicó su madre, quien sirvió dos vasos de limonada y se sentó a su lado—. ¿Alguna vez te conté sobre el verano en que mi amiga Carolina y yo rentamos una cabaña pequeña junto al lago por una semana? —le preguntó mamá.
Gloria respiró.
—No, pero suena divertido.
Su madre asintió.
—Fue genial… hasta que un día decidimos hornear galletas. Abrí el horno de la vieja estufa a gas mientras Carolina encendía un fósforo. No se prendió en seguida, pero entonces, de repente, ¡ZUM! Una enorme llamarada encendió todo el horno.
—¿Te hiciste daño? —preguntó Gloria con los ojos abiertos por la sorpresa.
—Las dos teníamos quemaduras profundas —mamá se levantó la manga y apuntó una cicatriz rosada que tenía en el brazo—. Más tarde nos enteramos de que no se había usado el horno por mucho tiempo y, poco a poco, la suciedad había taponado la línea del gas. Cuando el gas forzó su salida, vino de golpe y causó una explosión —la madre sorbió un poco de limonada—. ¿Sabes por qué te conté esta historia?
Gloria se miró las uñas de las manos.
—¿Porque exploté de enojo?
Mamá asintió.
—Cuando permitimos que el enojo se acumule en nuestras vidas, eventualmente causará una explosión. Pero cuando reconocemos nuestras emociones y las rendimos a Jesús, Él nos ayudará con nuestro enojo. El Señor siempre nos perdona cuando actuamos en ira y nos ayudará a perdonar también a los demás.
Gloria suspiró.
—¡Pero Margot me hace enojar tanto a veces!
—Lo sé, no estoy diciendo que nunca deberías enojarte con nadie, porque eso es imposible. Solo recuerda que Jesús entiende cómo te sientes. Él te ama y quiere ayudarte a resolver las cosas.
Gloria no quería volver a explotar de ira.
—¿Crees que puedes ayudarme a hablar con Margot y arreglar el problema? —la niña levantó la mirada y vio una sonrisa en la cara de su madre.
NANCE E. KEYES
ENTREGA TUS EMOCIONES DIFÍCILES A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:26 (NVI)
«SI SE ENOJAN, NO PEQUEN». NO PERMITAN QUE EL ENOJO LES DURE HASTA LA PUESTA DEL SOL.
¿Has explotado de ira? ¿Dejas que tus sentimientos de enojo se acumulen hasta que sientes que vas a estallar? Cuando sientas ira, ora enseguida. Comparte tus sentimientos de enojo con Jesús y confía en que Él te dará paz y autocontrol. Con Su ayuda, puedes aprender a resolver los conflictos con amor y perdón. Si tu enojo se siente abrumador, pídele ayuda también a un adulto de confianza.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!