Estaciones de la vida

—¡Llueve, llueve! ¡Uy, cómo llueve! —cantó la pequeña Celina, de seis años, al entrar en la habitación de Ámbar—. Me encanta la lluvia —indicó—. Forma charcos en los que puedo jugar.

—Sí, y cancela días de campo —respondió duramente Ámbar.

—¿Vas a un día de campo? —preguntó Celina.

—No voy a ningún lado —se quejó Ámbar—. Te lo dije. Mi día de campo fue cancelado —ella suspiró—. ¡Y eso no es todo! Se supone que mañana iba al parque de diversiones con Mónica y su familia, pero ella está enferma, ¡así que esos planes también se cancelaron!

—Bueno, si hay tormentas, tal vez se vaya la luz y tengamos que usar velas —comentó Celina—. ¡Eso siempre es divertido!

—¡Detesto las tormentas! —Ámbar negó con la cabeza—. Eres una niña rara. Te encantan las tormentas, la lluvia, la nieve y el clima frío… y también el clima caliente.

Su madre rio cuando entró en la habitación.

—Para Celina no existe el mal clima… solo diferentes tipos de clima.

—¿Conoces todas las estaciones, Ámbar? —preguntó Celina. Ella contó con sus dedos—. Tenemos la primavera, el otoño, el invierno y…

—El verano —interrumpió Ámbar—. Sí sé cuáles son las estaciones, Celina.

La pequeña estiró los brazos.

—¡Y todas me encantan!

—Me alegra —expresó mamá—. Hay diferentes estaciones en el año y también hay diferentes estaciones en la vida. Tenemos la infancia y la adolescencia. Después, antes de que nos demos cuenta, somos adultos, y después quizá padres e incluso abuelos.

—Sí, ¡los años de la adolescencia son lo peor! —exclamó Ámbar.

—Cada estación tiene sus bendiciones, así como sus problemas, hija —señaló mamá—. Es verdad que hay tiempos tormentosos en la adolescencia, pero las personas de todas las edades experimentan tanto tormentas como días de sol.

—¿La tormenta será fuerte? —preguntó Celina—. Sacaré las velas.

Ámbar dibujó una débil sonrisa para su hermana, mientras ella salía corriendo de la habitación.

—Aun las tormentas tienen un propósito —continuó mamá—. Por ejemplo, los relámpagos ponen nitrógeno en la atmósfera para que las plantas puedan crecer. Y las tormentas de la vida pueden ayudarnos a crecer en nuestra fe en Jesús. Él nos ama, murió por nosotros. Siempre estará a nuestro lado y nos ayudará en cualquier tipo de clima que afrontemos en la vida. Eso es algo por lo que podemos estar agradecidos todos los días, sin importar en qué estación de la vida nos encontremos.

BARBARA J. WESTBERG

CONFÍA EN DIOS EN CADA ESTACIÓN DE TU VIDA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 118:24

ESTE ES EL DÍA QUE EL SEÑOR HA HECHO; REGOCIJÉMONOS Y ALEGRÉMONOS EN ÉL.

¿Estás pasando por tiempos de tormenta en tu vida? Haz una lista de las cosas que te están pasando. ¿Alguna de ellas te ha ayudado a experimentar el amor y el cuidado de Jesús de una manera nueva? ¿Hay algo que crees que Dios podrá estar tratando de enseñarte en lo que estás viviendo ahora mismo? No importa en qué estación de la vida te encuentres, dale gracias al Señor por cada día y recuerda que Él siempre está contigo, en el clima bueno y en el malo.

Clave de Hoy
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