Eres invaluable

“¿Ya podemos irnos?  ¡Qué aburrido!”, se quejó Tatiana mientras su madre se estacionaba en la tienda de antigüedades.

“Hija, ¡ni siquiera hemos bajado del automóvil todavía!”, exclamó su hermana mayor, Dana.  “Por favor, no es para tanto.  Encontraremos tesoros”.

Tatiana torció los ojos.  A mamá y a Dana les encantaba la tienda de antigüedades.  La niña no podía entender cómo rebuscar entre cosas usadas y viejas que otros habían desechado fuera divertido.

Tatiana arrastró los pies delante de su madre y de Dana para entrar al granero que estaba alineado con filas de cosas viejas.  Olía a humedad.  Mamá y Dana platicaban emocionadas de quién sabe qué.  A Tatiana no le importaba.  Solo quería irse.  “¿Puedo esperarlas en el automóvil?”, preguntó.

“¡Mira esta tabla de lavar!”  Mamá sostuvo en alto un artículo rectangular de madera con un metal ondulado.  “Antes de las lavadoras, la gente lavaba su ropa con estas tablas”.

“¿Nos vamos a deshacer de nuestra lavadora?”, preguntó Tatiana, abriendo sus ojos del asombro.

Dana rio.  “No, es una decoración”. 

“¿Y para qué vamos a decorar con chatarra?”, preguntó Tatiana.  “Nadie la quiere”.

“Las cosas tienen el valor que alguien esté dispuesto a pagar por ellas”, explicó su madre.

“¿Cuánto vas a pagar por esa chatarra?”, preguntó Tatiana, entrecerrando los ojos.

“Doce dólares”, respondió Dana.  “¡Y no es chatarra para mí!”

“¿Qué?”, dijo Tatiana.  “¡Con doce dólares puedo comprar dulces para compartir con todos mis amigos!  Bueno, si los tuviera”.  La niña frunció el ceño.  “Ese horrible de Roberto me dijo hoy que soy fea y todos rieron.  Nadie jugó conmigo en el recreo”.

Mamá abrazó a Tatiana.  “¿Sabes cuánto vales?”

Tatiana se encogió de hombros: “Mas que esa pieza de basura”, indicó, apuntando la tabla de lavar y riendo, a pesar de cómo se sentía.

Muchísimo más”, acordó mamá.  “Las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas, ¿recuerdas?  ¿Cuánto pagó Dios por ti?”

Tatiana pensó.  “¿Supongo que pagó por mí con Jesús?”

Su madre asintió.  “¿Cuánto vale Jesús?”

“¿Un millón de dólares?  Espera, no es suficiente.  ¿Un billón de dólares?  Oh, probablemente tampoco sea suficiente.  No sé… ¿Cuánto?”

“Jesús es demasiado valioso como para tener un precio.  Él es invaluable.  Y así es como Dios te valora a ti.  Así como el que tú hayas llamado chatarra a la tabla de lavar no la convierte en chatarra para mí y tu hermana, lo que alguien diga sobre ti nunca cambiará la verdad de cuánto vales para Dios”.  — PEARL ALLARD

ERES INVALUABLE PARA DIOS

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 3:16

PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU HIJO UNIGÉNITO (ÚNICO), PARA QUE TODO AQUÉL QUE CREE EN EL, NO SE PIERDA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA.

¿Sabes cuánto vales?  ¡Vales mucho más de lo que crees!  Dios te compró con la sangre de Su amado Hijo, Jesús.  Tu valor nunca cambia, sin importar lo que otros digan.  Dios ya pagó por ti y Él te considera invaluable.

Clave de Hoy
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