En lo más profundo del mar

—La escuela estuvo podrida otra vez —comentó Kevin.

—¿Podrida? ¿Por qué? —preguntó su padre—. ¿Otra vez te dieron brócoli para el almuerzo?

—No —el niño hizo una mueca—. Pero sí odio el brócoli. La escuela estuvo podrida porque mi maestro, el señor Herrera, fue arrestado por drogas. Un montón de padres están tratando de hacer que lo despidan.

Papá se quedó perplejo.

—Hijo, ¿estás seguro? He conocido a Rolando Herrera por años. ¿Sigue en la cárcel?

Kevin negó con la cabeza.

—No, eso pasó hace quince años, cuando estaba en la universidad.

—Entonces, ¿por qué están hablando de eso ahora? —preguntó el padre.

—Alguien se enteró por internet, así que ahora todos están enojados. Nunca me cayó bien el señor Herrera, de todos modos. Nos da muchas tareas y nos toma muchos exámenes. Pero lo peor es que siempre dice: «No usen drogas, ni siquiera una vez».

—Tal vez sea porque ustedes son importantes para él y conoce por experiencia propia que las drogas pueden destruir la vida —opinó papá—. ¿Sabes, hijo? Es fácil creer cosas malas sobre alguien que te cae mal.

Kevin se encogió de hombros.

—Algunos niños pidieron cambio de su clase. ¿Puedo cambiarme yo también?

—Quiero oír esto de la boca del señor Herrera en persona. Veré si puedo reunirme con él para tomar un café. Mientras tanto, no vas a decir chismes sobre esto con nadie, ¿entendido? Tú sabes lo que dice la Biblia sobre los chismes.

—¿Aun si es verdad?

—Especialmente si es verdad —indicó papá.

Esa noche, el padre de Kevin lo llamó para cenar.

—Hijo, antes de comer, conversemos. El señor Herrera me contó que es verdad que lo arrestaron por drogas en la universidad. Pasó muchos meses en la cárcel y pagó una gran multa. Está profundamente arrepentido de lo que hizo. También le contó al director de tu escuela sobre su arresto antes de ser contratado como maestro —papá respiró con el corazón pesado—. Kevin, no te olvides que, como cristianos, nuestros pecados han quedado enterrados en lo más profundo del mar del perdón de Dios y…

—Lo sé —aseguró Kevin—. Si Jesús puede perdonarnos, podemos perdonar al señor Herrera.

—Absolutamente. El perdón no siempre significa que confiamos en que las personas pueden estar en ciertos puestos, pero, en el caso del señor Herrera, puedo ver que ha cambiado y confío en que es un buen maestro.

Kevin asintió y luego miró la estufa.

—Bueno, estoy muriendo de hambre. ¿Qué han para cenar?

—Brócoli —respondió el padre del niño. Kevin frunció el ceño, pero papá sonrió—. Estoy bromeando. Hice espagueti.

TERESA AMBORD

DEBEMOS PERDONAR COMO JESÚS PERDONA

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32

SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.

¿Has oído chismes sobre alguien que te caía mal? Puede ser tentador creer las cosas malas de otra persona, incluso sin pruebas. Pero, aunque fuera cierto, recuerda que la única persona que ha vivido de manera perfecta sin equivocaciones fue Jesús. Él nos perdonó y nosotros también podemos demostrar el mismo perdón a otros.

Clave de Hoy
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