El pañal sucio
—¡Guácala, papá! ¡Eso apesta! —Cecilia se tapó la nariz dramáticamente.
El padre puso al bebé en la mesa para cambiar pañales y abrió el cierre de su pijama.
—Carlitos solo necesita que le cambiemos el pañal, eso es todo —él sonrió al bebé que se movía sobre el colchón—. Vamos a limpiarte, pequeñito.
Cecilia siguió mirando mientras su papá limpiaba a su hermanito. Ella arrugó la nariz y frunció el ceño.
—No sé cómo puedes hacer eso todos los días —indicó—. ¿No se cansan tú y mamá de cambiar el pañal de Carlitos?
Papá rio.
—Bueno, hija, no te voy a mentir. No siempre tuve una buena actitud para cambiar pañales. Cuando tú eras bebé, incluso refunfuñé algunas veces.
—¿Yo era tan apestosa como Carlitos? —preguntó Cecilia.
—¡Creo que eras más apestosa! —bromeó papá.
—¿Por qué ya no tienes una mala actitud? —inquirió la niña.
El padre le puso un nuevo pañal a su hijo y le volvió a poner el pijama.
—No fue nada que yo hice —admitió—. Con el tiempo, mientras cambiaba más y más pañales, el Señor me recordaba algo —papá tomó a Carlitos y le dio un beso en su gordita mejilla—. Dios me ayudó a darme cuenta de Él hace algo similar por mí.
Cecilia levantó las cejas, confundida por lo que su padre acababa de decir.
—Carlitos no puede mantenerse limpio por sí solo —explicó papá—. ¡Es solo un bebé! Necesita que alguien lave las cosas feas de su piel y le ponga un pañal limpio. Lo mismo pasa conmigo. El Señor debe limpiarme de mi pecado. No es algo que pueda hacer por mí misma. Jesús me lavó, me dejó limpio y me convirtió en una persona cuando puse mi confianza en Él; el Señor sigue mostrándome Su gracia y Su perdón todos los días.
—Entonces, ¿no te molesta cambiar pañales ahora porque al hacerlo te acuerdas de Jesús?
—Así es. Siempre es una oportunidad para recordar cuánto me ama mi Padre en el cielo, y cómo Su misericordia y Su gracia me limpian de todo mi pecado.
EMILY TENTER
JESÚS LAVA NUESTRO PECADO
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9
SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.
¿Has experimentado la limpieza del perdón de Jesús? Es imposible que nos limpiemos por nosotros mismos del pecado y que nos hagamos dignos de la vida eterna con Dios. ¡Solo Jesús puede hacerlo! A causa de Su vida, Su sacrificio en la cruz y Su victoria sobre la muerte, Él tiene el poder de quitar nuestro pecado y dejarnos limpios. ¿Ha hecho eso Jesús por ti? (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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