El juego de la comparación
Alejandro entró en la cocina donde su hermana, Anastasia, estaba haciendo tareas.
—Emilio se metió otra vez en problemas —le contó el niño—. ¡No puedo creer que vaya a reprobar en matemáticas por esto!
Anastasia levantó la mirada, sorprendida.
—¿Por qué? ¿Qué hizo?
El señor Hernández lo sorprendió mirando la hoja de otra persona durante un examen —contestó Alejandro—. Emilio dijo que solo estaba revisando una o dos respuestas. Eso es todo. Creo que el señor Hernández simplemente tiene algo contra Emilio, así que está haciendo un gran problema por nada.
—Bueno, si a Emilio lo atraparon haciendo trampa, ¿qué esperaba? —preguntó Anastasia.
—No es que estuviera robando el dinero de alguien en la clase de educación física —opinó Alejandro, tratando de hacer que su hermana entendiera—. Otros niños de la escuela hacen cosas mucho peores de lo que hizo Emilio.
Alejandro se volvió a su madre, que estaba lavando los platos.
—Mamá, ¿podrías pasarme un vaso? Quisiera un poco de jugo.
—Claro —le dijo su madre mientras le entregaba un vaso sucio.
Alejandro puso una mala cara.
—¡Qué asco! No puedo beber nada en este vaso. Todavía tiene leche seca en el fondo.
—Pero está más limpio que otros que tengo que lavar —indicó mamá.
Alejandro no dijo nada enseguida. Estaba casi seguro de que esto tenía que ver con lo que estaban conversando y se puso a tatar de descubrir qué era.
—Después de todo —continuó su madre—, si hacer trampa no es la gran cosa porque no parece tan malo como lo que hizo otra persona, entonces un poquito de leche pegada en el vaso no debería ser la gran cosa tampoco, siempre y cuando no esté tan sucio como los otros vasos.
—Oh, bueno, yo… eh… —Alejandro no sabía qué decir.
—A veces nos resulta fácil justificar las malas acciones de nuestros amigos, y especialmente nuestras propias malas acciones, porque alguien más hizo algo que parece peor —explicó—. Pero todo es pecado ante los ojos de Dios. Después de todo, hacer trampa también es robar: es robar el trabajo que otra persona hizo y afirmar que es propio, lo cual es pecado, y hace tanto daño como si le estuviera robando su dinero.
Alejandro asintió.
—Lo siento mamá —el niño miró el vaso que tenía en su mano—. Creo que esperaré para tomar jugo, ya que todos los vasos están sucios.
Mike A. Dize
TODO LO MALO ES PECADO
VERSÍCULO CLAVE: 1 Juan 5:17 (NTV)
TODAS LAS MALAS ACCIONES SON PECADO.
¿Crees que está bien hacer algunas cosas porque no parecen tan malas como las que hacen otras personas? ¿Pasas por alto las trampas o las mentiras porque no son tan malas como robar o matar? Dios dice que todas las malas acciones son pecado. No importa lo que la gente crea sobre eso, lo malo hace daño a otros y es desobediencia a Dios. No justifiques ningún tipo de malas acciones. Si eres el que ha cometido algo malo, confiésale tu pecado a Jesús y Él te perdonará.
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