El gozo del trabajo (Parte 2)
“¡Hola, tío Roberto!” Calvin y su papá entraron a la sala de su tío. “¡Estás levantado! Pensamos que estarías en cama”. El tío Roberto se había caído de una escalera y se lastimó la espalda, pero estaba de vuelta en casa, después de pasar varios días en el hospital.
El tío Roberto sonrió. “Gracias a Dios, ya no me duele tanto. Pero es probable que nunca pueda volver a trabajar en construcciones, ni levantar nada pesado”.
“Qué mal”, lamentó papá. “Sé que te encanta tu trabajo”.
El tío Roberto asintió. “Tenía miedo de no poder encontrar otro trabajo que todavía podría hacer, pero entonces mi jefe me ofreció un trabajo en la oficina. En lugar de dedicarme a construir en sí, voy a ayudar con la planificación y en conseguir todos los materiales para la construcción”.
“¡Qué excelente!”, dijo papá. “Esa es una respuesta a la oración”.
“Sí”, respondió el tío Roberto. “Antes de que me hiciera la oferta de trabajo, me preocupaba pensar en que no podría trabajar. El trabajo que hacemos, a menudo, nos da gozo y nos permite sentirnos realizados. Tenía miedo de cómo sería la vida sin tener empleo”.
“Mamá y yo estuvimos platicando ayer sobre el trabajo”, señaló Calvin. “Ella dijo que Dios nos creó para trabajar, y podemos encontrar gozo en nuestro trabajo cuando lo hacemos para Él. Eso me ayudó a pensar en el trabajo de un modo distinto, pero nunca pensé en cómo me sentiría si no pudiera trabajar en nada”.
“Yo tampoco”, exclamó el tío Roberto. “Al menos, no hasta que me lesioné y no estaba seguro de poder encontrar otro trabajo. Pero entonces recordé que, incluso si no pudiera volver a trabajar por mi cuenta, todavía podría encontrar el gozo en la obra de otra persona”.
“¿En verdad?”, preguntó Calvin. “¿En la obra de quién?”
“En la obra de Jesús”, replicó el tío Roberto. “Él nos salvó al morir en la cruz por nuestro pecado. Sin importar lo que nos pase, podemos encontrar descanso y gozo en Jesús, sabiendo que Él terminó la obra de nuestra salvación y está trabajando en nuestros corazones para hacernos más como Él”. El tío Roberto sonrió. “Él quiere que realicemos nuestro trabajo aquí en la tierra para ayudar a otros y para glorificar a Dios, pero nuestro gozo supremo no proviene de lo que hacemos, sino de lo que somos: hijos de Dios”.– AGNES LIVEZEY
REGOCÍJATE EN LA OBRA DE JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 6:29
JESÚS LES RESPONDIÓ: “ESTA ES LA OBRA DE DIOS: QUE CREAN EN EL QUE ÉL HA ENVIADO”.
¿Disfrutas de tu trabajo? ¿Has pensado en cómo te sentirías si no pudieras hacer ningún tipo de trabajo? Si tú o alguien que conoces está pasando por una situación difícil de ese tipo, recuerda que nuestro gozo supremo y nuestra identidad no provienen del trabajo que realizamos, sino de la obra que Jesús ha completado. Jesús nos salvó y nos hizo Sus hijos, y podemos confiar en que Él está trabajando en nuestras vidas para Su gloria.
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