El gozo de Jesús
Gracia jugaba con su cabello nerviosamente mientras caminaba hacia donde estaba la señorita Eva. Ella se veía igual que hace unos meses… solo que ahora estaba en una silla de ruedas. Eva levantó la mirada y sonrió cuando vio a Gracia.
—¿Cómo es posible que hayas crecido tanto en tan pocos meses? —los ojos verdes de Eva brillaban al apretar cariñosamente la mano de Gracia.
—Hola, señorita Eva. Siento mucho lo de su accidente de automóvil. Mis padres dijeron que usted no volverá a caminar.
Eva asintió.
—A menos que Dios haga un milagro, creo que no volveré a caminar.
—Pero… ¿eso no le enoja? —preguntó Gracia—. Está en la mitad de sus estudios de la universidad y muchos de sus planes quedaron interrumpidos. Pero es raro, no parece estar enojada. Más bien, se ve… ¡feliz! —Gracia se tapó la boca con la mano—. No debí decir eso.
La risa de la señorita Eva sonó como cascabeles.
—¡Está bien, Gracia! Es refrescante oír un poco de sinceridad. Déjame contarte un secreto —Eva se inclinó hacia adelante—. No estoy feliz.
—¿Qué? —Gracia abrió los ojos, sorprendida.
—Te lo voy a explicar. No estoy feliz con mi situación, pero sí tengo gozo.
—¿Cuál es la diferencia? Creí que eran la misma cosa —confesó Gracia.
—¡Buena pregunta! La felicidad depende de nuestras circunstancias, que pueden cambiar en un día, en una hora o en un minuto. Pero el gozo verdadero viene al conocer a Jesús. El gozo de Jesús es mi arma secreta.
Gracia suspiró.
—No siempre es fácil tener gozo.
Eva negó con la cabeza.
—No es fácil. Durante las primeras semanas, estaba enojada con Dios, preguntándole por qué pasó esto. Todavía siento tristeza por lo que perdí, pero he estado pensando en lo que dice Hebreos 12:2 sobre fijar nuestros ojos en Jesús, quien soportó la cruz para que podamos tener el gozo de conocerlo a Él. Jesús nos amó tanto como para hacer el mayor sacrificio. El gozo puesto delante de Él era conocer que le perteneceríamos para siempre al Señor cuando confiamos en que Él nos salva. Saber que Jesús siempre está conmigo y que Él promete que me dará un cuerpo nuevo y perfecto algún día me llena de gozo.
—Creo que nunca lo había pensado de ese modo —admitió Gracia—. He notado que pasar tiempo con Jesús me levanta cuando me siento triste. Cuando leo mi Biblia y canto alabanzas, eso me hace sentir más…
—¿Gozosa? —interrumpió Eva.
—¡Sí!
—¡Parece que también tienes el gozo de Jesús, chiquita!
SAVANNAH COLEMAN
JESÚS TE DA GOZO GENUINO
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 12:2
POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL [JESÚS] SOPORTÓ LA CRUZ, DESPRECIANDO LA VERGÜENZA, Y SE HA SENTADO A LA DIESTRA DEL TRONO DE DIOS.
¿Alguna vez has pensado en la diferencia entre el gozo y la felicidad? ¿Hay una persona en tu vida en la que has podido ver el gozo de Jesús, a pesar de las circunstancias difíciles que estaba viviendo? ¿Tienes el gozo de Jesús en tu vida para que te dé fuerzas cuando vienen los momentos difíciles? Dios promete que, cuando le pertenecemos a Él, Su gozo estará en nosotros y nuestro gozo será completo (Juan 15:11). ¡Pasa tiempo en Su presencia y empápate del gozo que Él te ofrece!
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