El espejo antiguo
—¡Mamá, mira este espejo tan viejo! —gritó Lía a su madre, que estaba revisando cajas al otro lado del ático. Cuando se miró al espejo, la niña se rio de su reflejo pequeño y regordete—. Este espejo me hace ver tan graciosa.
Mamá se acercó por detrás y miró.
—Ese espejo es muy antiguo. Pertenecía a tu tatarabuela.
—¿Podemos bajarlo para mostrárselo a todos? —preguntó Lía.
—Claro que sí —afirmó la madre—. Estoy segura de que a todos también les gustaría verlo.
Esa noche, todos en la familia de Lía rieron juntos al ver sus reflejos en el espejo antiguo.
—Es gracioso verme en este viejo espejo, pero me hace ver tan redonda y aplastada —comentó Lía—. Me alegra que tengamos mejores espejos para usar.
—Sí —dijo Noé—. ¡Sería difícil alistarme por las mañanas usando este espejo!
—Sí, los espejos modernos nos muestran imágenes mucho más precisas de nosotros mismos que este viejo —aseguró mamá—. Ese es el tipo de espejo que queremos ser.
—¿A qué te refieres? —preguntó Noé—. Las personas no son espejos.
—De cierta manera, sí lo somos —opinó la madre—. Nuestras palabras y acciones son un reflejo de nuestros pensamientos y creencias internas. Puesto que creemos en Jesús y tenemos Su amor en nosotros, debemos reflejarlo a Él en todo lo que hagamos.
—Sí, y debe ser una imagen acertada de Él —declaró papá—. Las personas deberían ver a Jesús en nosotros, tal como Él es, no un reflejo aplastado y redondo.
—¿Un reflejo aplastado? —preguntó Noé—. ¿Cómo sería?
—Bueno, la gente a veces tiene la impresión de que los cristianos creen que son mejores que las demás personas —explicó su padre—. O puede que vean a los cristianos como personas que no son amables o que dicen chismes sobre otros. Esa no es una imagen verdadera de Jesús.
—Correcto —expresó mamá—. El Espíritu Santo produce las características de Jesús en nosotros, y debemos reflejarlas en nuestras vidas. ¿Recuerdan cuáles son?
—¡Yo sé! —exclamó Lía—. Son cosas como el amor, la bondad, el gozo, la paciencia y el dominio propio.
—Eso se llama fruto del Espíritu —agregó Noé.
Mamá asintió.
—Esas son las cosas que la gente debería ver en nuestras vidas. Cuando confiemos en Dios para que nos ayude a demostrar esas características a los demás, reflejaremos a Jesús como realmente es.
JEAN A. BURNS
REFLEJA A JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 4:7
AMÉMONOS UNOS A OTROS, PORQUE EL AMOR ES DE DIOS.
¿Ve la gente a Jesús en ti? ¿Reflejas Su amor cuando hablas con tus compañeros de clase en la escuela o en tu familia? ¿O tu reflejo está manchado por las cosas malas que dices y haces? Confía en que Dios te ayudará a demostrar las características de Jesús, para que tu vida pueda ser un verdadero reflejo de Su amor. Permite que los demás puedan ver a Dios en tu forma de vivir.
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