El armario de oración
Dante oyó que alguien llamaba su nombre. “Amén”, dijo rápidamente. Luego abrió la puerta de su armario para encontrar a su padre de pie en medio de su habitación. “No quise interrumpirte”, explicó el papá, “pero tengo curiosidad. ¿Por qué estabas orando en tu armario?”
“Bueno, siempre oro junto a mi cama”, respondió Dante, “pero nuestra clase en la escuela dominical esta semana fue sobre la oración, y mi maestra leyó un versículo que decía que había que encerrarse para orar, así que hoy me encerré en mi armario”.
Papá se rio. “Creo que ese versículo no se refiere a que te encierres en un lugar pequeño, ahí donde guardas tu ropa”, afirmó. “De hecho, está bien que lo hagas aquí en tu habitación”.
“¿En serio?”, preguntó Dante. “¡Qué bueno! Entonces puedo volver a orar junto a mi cama. ¡El armario está demasiado lleno de cosas!”
Papá sonrió. “Creo que la enseñanza de Jesús en ese versículo, básicamente, es que deberíamos orar para hablar con Él y adorarlo a Él, no para presumir en frente de otras personas. Esa es la razón por la que es bueno hacerlo solos, en una habitación por separado, y cerrar la puerta”. Papá hizo una pausa. “Por supuesto, podemos orar en cualquier momento y en cualquier lugar. En ese caso, debemos cerrar la puerta de nuestros corazones y nuestras mentes”.
“Pero, papá”, exclamó Dante, “¿cómo cierro la puerta de mi corazón o de mi mente?”
“Eso significa simplemente que buscamos la forma de eliminar las distracciones”, explicó el papá. “Una forma de hacerlo es cerrando los ojos al orar. Pero incluso si estás haciendo alguna actividad que no te permite cerrar los ojos, puedes controlar tu mente y evitar pensar en otras cosas”.
Dante asintió. “Es como hacer un cuarto de oración dentro de mi mente”, observó. “Y tenerlo conmigo todo el tiempo, para poder orar en cualquier lugar”.
“¡Exactamente!”, dijo su papá. “Es genial poder orar en la casa, en la escuela, cuando estés jugando, o en cualquier otro lugar. Pero también es bueno tener un lugar a donde ir para pasar tiempo en oración con Jesús a diario… es una manera maravillosa de conocerlo mejor”.– HARRY C. TROVER
INVIERTE TIEMPO PARA ORAR
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:6
PERO TÚ, CUANDO ORES, ENTRA EN TU APOSENTO, Y CUANDO HAYAS CERRADO LA PUERTA, ORA A TU PADRE.
¿Pasas tiempo a solas con Jesús? ¿Hablas con Él cuando tienes miedo, gratitud, alegría o necesidad? Puedes hablar con Él en cualquier lugar, pero también es bueno que platiques con Él regularmente en un lugar tranquilo, a solas. Cuando ores, piensa en Jesús, en Su amor, en Su verdad, y pídele que traiga a tu mente lo que Él te está enseñando a través de Su Palabra y a través de otros creyentes.
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