El árbol escondite

En la casa había tantas peleas dentro de la casa, nadie escuchó cuando Julián se escapó por la puerta trasera. Corrió por el jardín y se trepó en su árbol favorito. De algún modo, sentarse en el viejo árbol le hacía sentir mejor, a salvo de cosas como los ruidos y el dolor del corazón. El árbol era su escondite y su escape.

Julián se quedó en el árbol por mucho tiempo. Oyó cantar y trinar a los pajaritos. Observó pequeñas ardillas rapidísimas que corrían por el jardín. El día se veía mejor desde arriba, en su escondite favorito. Allí no había problemas. Pero su corazón todavía estaba muy cargado.

—¡Julián! —gritó su madre desde la puerta de atrás—. ¿Dónde estás? —el niño vio que su abuela también estaba ahí, así que se bajó del árbol y caminó lentamente hacia la casa—. Tu abuela quiere saber si te gustaría ir a quedarte en su casa por algunos días —comentó su madre—. ¿Quieres?

Julián asintió, entusiasmado.

—Ese árbol en el que estabas debe ser muy especial para ti —aseguró la abuela cuando se subieron al automóvil—. Tu mamá dice que pasas mucho tiempo allí.

—Me gusta estar allá arriba —afirmó Julián—. Está lejos de todo —el niño suspiró—. Pero pronto llegará el invierno y entonces no podré seguir escondiéndome en mi árbol.

—Parecería que necesitas un nuevo escondite —sugirió la abuela—. Y, ¿sabes una cosa? Hay un lugar aun mejor en el que puedes refugiarte de las cosas que te inquietan.

Julián se quedó sorprendido.

—¿De veras? ¿Dónde?

—En cualquier lugar que lo desees —respondió la abuela—. Es la presencia del Señor. Como tú confías en Jesús, Su Espíritu vive en tu interior y siempre está contigo. El Señor quiere ayudarte y recordarte cuánto te ama. Puedes hablar con Jesús en cualquier momento y en cualquier lugar.

Julián movió sus pies, mirando hacia abajo la moqueta del automóvil, para no ver la delicada mirada de su abuela.

—¿Y si no quiero hablar de eso, ni siquiera con Dios?

La abuela se quedó en silencio por un momento.

—Entonces recuerda que Jesús sabe exactamente lo que estás viviendo y promete que te dará fuerzas —dijo al fin—. Si no quieres hablar, recuerda que Él te ama tanto que murió por ti, y ten la certeza de que estás a salvo a Su cuidado. El Señor te escuchará cuando estés listo y te ayudará a salir adelante.

NANCE E. KEYES

DESCANSA EN EL CUIDADO DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 91:1 (PDT)

EL QUE HABITA A LA SOMBRA DEL ALTÍSIMO, SE ACOGE A LA PROTECCIÓN DEL TODOPODEROSO.

¿A dónde vas cuando te sientes herido, triste o asustado? Cuando sientas que necesitas escapar y esconderte, recuerda que Dios está contigo. Él quiere ser tu escudo y tu escondite. Él provee consuelo y paz a través de Su Palabra, Su Espíritu y la comunidad que te rodea. Dondequiera que estés, Dios está contigo; eres profundamente importante para Él y promete que te ayudará.

Clave de Hoy
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