El amor es una decisión

Carlota estaba sentada en el sillón, haciendo sus tareas, cuando su hermanito menor, Jorgito, llegó dando brincos a la habitación.

—¡Allá voy! —gritó Jorgito mientras saltaba en el sillón, para sentarse en el regazo de su hermana.

—¡Jorge! ¡Quítate! —chilló la niña mientras empujaba al pequeño. Jorgito se cayó del sillón y empezó a llorar.

Su madre entró en la habitación.

—¿Qué hiciste, Carlota? —preguntó.

—¡Nada! —respondió la hermana mayor—. Él es el que vino y me saltó encima, ¡y mira! ¡Me rompió la hoja de mi libro! Siempre me echan la culpa por todo —la niña se fue dando pisotones a su habitación y la cerró de un portazo.

Unos minutos más tarde, mamá fue a visitarla.

—¿Qué está pasando, hija? ¿Por qué estás tan enojada con tu hermano? —le preguntó con delicadeza.

—¡Es un fastidio! —exclamó Carlota—. Y nunca me deja solo.

—Tú sabes que es porque te ama, ¿verdad? —le preguntó su madre.

—Bueno, yo no lo amo —contestó Carlota con mucha franqueza.

—Puede que no siempre te guste lo que Jorgito hace, pero todavía puedes amarlo —aseguró mamá—. El amor no es un sentimiento, hija, es una decisión. Como cristianos, elegimos amar a otros porque Dios nos amó primero y envió a Jesús para salvarnos del pecado. A causa de Él, puedes elegir actuar de una forma amorosa hacia tu hermano, aun cuando no tengas ganas de hacerlo.

Más tarde, ese mismo día, Carlota estaba leyendo en una silla en el patio mientras Jorgito montaba su bicicleta.

—¡Mírame, Carlota! —gritó mientras iba feliz en su bici. Su hermana lo ignoró. Todavía estaba enojada.

De repente, Carlota oyó el chirrido de las llantas de un automóvil que giró la esquina a toda velocidad. ¡Jorgito se estaba dirigiendo a la calle! La niña se levantó de un brinco, corrió hacia la puerta del garaje y empujó a Jorgito de su bicicleta. El pequeño cayó en el pasto y el automóvil que avanzaba salvajemente se trepó a la vereda y chocó con el buzón. Carlota cargó a su sorprendido hermano y lo abrazó con fuerza. Su corazón le latía a mil por hora.

Esa noche, Jorgito le contó a su papá todas las emociones del día.

—¡Carlota me salvó, papi! —exclamó mientras abrazaba las piernas de su hermana mayor.

Mamá los abrazó a ambos.

—Gracias por decidir amar, hija —susurró, y luego dio un beso a cada uno de los niños.

LAURA KUEHN

ELIGE AMAR A OTROS

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 4:11

AMADOS, SI DIOS ASÍ NOS AMÓ, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS UNOS A OTROS.

¿Hay veces en que te cuesta llevarte bien con tus hermanos? ¿En ocasiones te enojas con tus padres o tus amigos? Si conoces a Jesús, puedes decidir actuar de una manera amorosa hacia los demás, sin importar cómo te sientas. Debido a que Dios nos ama, podemos amar a otros. Elige amar, aun cuando no sientas ganas de hacerlo.

Clave de Hoy
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