Efecto dominó
Los dominós serpenteaban por todo el piso del sótano. “¡Guau! Aquí tienes toda una cadena de dominó”, comentó la madre de Amelia cuando bajó al lugar. Caminó cuidadosamente hacia donde estaba su hija y se sentó en el suelo, junto a ella. “¿Cómo te fue en tu exposición, la que tenías que hacer con Elena para la clase de historia?”
“Bien”, contestó Amelia. “Me fue muy bien”.
“¿Y en matemáticas?”, preguntó mamá. “De dijiste que has estado haciendo tus tareas todas las noches. ¿Te va mejor?”
“Me va muy bien, mamá”. Irritada, Amelia frunció el ceño. “¿Por qué tantas preguntas?” Mientras hablaba, su gata Pelusa bajó corriendo por las gradas. Antes de que la niña pudiera agarrarla, la gata tropezó con un dominó. Uno tras otro, cayeron todos. Amelia observó mientras todo su diseño de dominós colapsaba por toda la habitación y luego miró con furia a Pelusa.
Su madre inclinó la cabeza, pensativa. “Es interesante cómo, cuando un dominó cae, golpea con el siguiente, ¿no crees, Amelia? Todos se afectan el uno al otro y, antes de que puedas detenerlos, todos caen. Las mentiras son así. Con frecuencia, una mentira lleva a otra y cada mentira afecta no solo al mentiroso, sino que también afecta a otras personas también. Esa es la razón por la que la Biblia dice que las mentiras no deberían ser parte de la vida de un cristiano”.
Amelia suspiró mientras observaba a sus dominós. “Espero que sea más fácil arreglar las mentiras que esta cadena de dominós”.
“¿Tienes mentiras que haya que arreglar?”, preguntó mamá.
“Yo… ah… sí”, confesó Amelia. “No hice mi tarea de matemáticas, mamá. Me está costando entender álgebra. Y hablar en frente de otras personas me provoca dolor de estómago, así que no di mi exposición. Falté a la clase y Elena está muy enojada conmigo. Supongo que sí boté algunos dominós, ¿cierto?”
“Sí, hija”, señaló su madre. “Tu profesora de matemáticas dijo que podía ayudarte mañana, después de la escuela, y tu maestro de historia dijo que tú y Elena pueden hacer su exposición el viernes”.
Amelia quedó boquiabierta. “¿Tú sabías?”
La madre rio. “¡Tú sabes que tengo teléfono! Limpia todo este desorden y luego sube. Tienes más trabajo que hacer, mi hijita. Puedes empezar llamando a Elena, para disculparte”.
“Está bien, mamá”, respondió Amelia. “Ya subo en un minuto”. – DANIKA COOLEY
DI LA VERDAD
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:9
DEJEN DE MENTIRSE LOS UNOS A LOS OTROS.
¿Puedes pensar en alguna mentira que hayas dicho? Siempre hay consecuencias por lo que haces, pero cuando mientes, solo crearás un desastre mayor. Si eres cristiano, Dios dice que “deseches al viejo hombre”, para que puedas vivir la nueva vida que Jesús te ha dado, y mentir se incluye en la lista de cosas que tienes que desechar. Cuando cometas un error o hagas algo malo, sé honesto y pide perdón… y pídele también a Jesús te perdone.
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