¿Dónde estamos?

—¡Yo quiero de chispas de chocolate con menta! —exclamó Paúl cuando se subió al automóvil—. ¡Dos bolas de helado!

Iván entró detrás de su hermano.

—¡Yo quiero sorbete de naranja con grajeas!

—Y yo —dijo papá—, voy a pedir el helado más grande de crema y caramelo que hayan visto.

—¡Oye! —reclamó Paúl—. Tú no recibiste tu libreta de calificaciones.

—No, pero les prometí helados a todos si les iba bien en la primera mitad del año escolar —explicó su padre—. Y como yo estoy conduciendo, eso me incluye. Ahora pónganse los cinturones de seguridad; tenemos que hacer algunas paradas primero.

Los niños observaron deseosamente por la ventana cuando papá condujo frente a la heladería y pasó de largo. Pero después de ir al supermercado, a la gasolinera y a la biblioteca, Paúl e Iván empezaron a preocuparse. Cuando su padre volvió a pasar de largo a la otra heladería que había en su ciudad, Iván frunció el ceño y cruzó los brazos.

—Rompió su promesa —le susurró a su hermano mayor.

Paúl tragó en seco.

—Eh… ¿Papá? ¿Estás enojado con nosotros?

Su padre lo miró a los ojos con el espejo retrovisor.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Bueno, es que cambiaste de opinión con lo del helado. Ya no hay más heladerías —Paúl miró por la ventana—. Por cierto, ¿dónde estamos?

Papá estaba a punto de responder cuando Iván levantó su voz.

—Miren, ¡ahí hay un letrero que tiene una vaca! ¡Helado!

El padre entró al lugar y estacionó el automóvil.

—Es el mejor helado que hay en nuestra zona. Está un poquito lejos, pero me pareció que los dos merecían algo especial.

—¡No nos mentiste! —expresó Iván!

—Por supuesto que no —aseguró papá.

—Es que pasó tanto tiempo —declaró Paúl—. Y nunca habíamos venido por acá.

Su padre sonrió.

—Entiendo. ¿Saben? Dios también nos lleva a lugares en los que nunca habíamos estado. Cuando parece que está pasando mucho tiempo, también es fácil olvidar Sus promesas.

—Sí me estaba preguntando a dónde nos estabas llevando —admitió Iván, con la mirada fija en un frasco de grajeas que había detrás del mostrador.

—Y quizá nos preguntemos lo mismo acerca de Dios —agregó papá—. Pero Dios nunca miente. Él cumplió Su promesa de salvarnos al enviar a Su propio Hijo, y siempre guardará Su promesa de amarnos y cuidarnos, aun cuando nos cueste confiar en Él —papá guio a los niños hacia el mostrador—. Ahora sí, elijan lo que deseen. ¡Les prometo que será uno de los mejores helados que han probado!

KELLY CARLSON

DIOS CUMPLE SUS PROMESAS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 105:8 (PDT)

ÉL RECUERDA SIEMPRE SU PACTO; POR MIL GENERACIONES SERÁ FIEL A SUS PROMESAS.

¿Alguna vez has sentido como si Dios estuviera rompiendo Su promesa de cuidarte y hacer lo que es mejor para ti? En la Biblia, Dios probó ser fiel en Su promesa de enviar a Jesús para salvarnos de nuestros pecados y restaurar nuestra relación con Él. Su promesa para ti en este día es que Él siempre estará contigo. Sea lo que sea que estés viviendo, puedes confiar en que el Señor nunca te fallará.

Clave de Hoy
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