Dobladas, pero no rotas

El viento sopló por el cabello de Georgina mientras remaba la canoa junto con su tío entre las cañas que llenaban las ciénagas cerca de su nuevo hogar. Ella no tenía ganas de remar. Su mamá había fallecido con cáncer cuatro meses atrás, y ahora ella y su hermanito menor estaban viviendo lejos de su hogar, con su tío Esteban. El pantano, como lo llamaba su tío, se veía como un lodazal. No se parecía nada al hogar de Georgina en Michigan.

La niña observó cómo las cañas se doblaban bajo la fuerza el fuerte viento y balbuceó:

—Sé cómo se sienten.

—¿Qué dijiste, sobrina? —le preguntó el tío Esteban, que había estado haciendo más trabajo que su parte en remar durante el último kilómetro.

—Oh, nada. Solo estaba pensando en cómo esas cañas y yo tenemos mucho en común —suspiró Georgina.

—¿Cómo es eso? —preguntó el tío Esteban.

—Bueno, el viento las sopla donde quiere. No pueden decidir lo que les pasa —ella suspiró otra vez—. Igual que yo.

—¿Sabes, sobrina? Creo que tienes razón. Sí tienes mucho en común con estas cañas. Pero no en la manera que crees. Mira un poco más cerca —le pidió el tío Esteban mientras remaba para acercarse a las cañas—. ¿Qué puedes notar?

Georgina estudió el ramo de cañas. Era verdad que el viento los soplaba y movía por todos lados, cambiando de dirección abruptamente. Pero, sin importar cuán fuertemente soplaba el viento, las cañas solo se doblaban un rato y se volvían a levantar.

—No se rompen —observó la niña—. Tan pronto como el viento deja de soplar, se levantan otra vez. Pero eso no se parece en nada a mí. Yo siento que nunca voy a poderme levantar otra vez.

El tío Esteban dejó de remar.

—Hay un versículo en Isaías que dice: «No quebrará la caña cascada». Georgina, no importa cuánto te doblen las dificultades de esta vida, puedes aferrarte a la promesa de que no te vas a romper porque Dios te ama y te ofrece gracia, paz y amor. Él envió a Su Hijo, Jesús, a morir por tus pecados para que pudieras tener la promesa de la vida eterna, y para que nunca tengas que afrontar sola los problemas de la vida. En los momentos en que sientas que nunca volverás a levantarte, confía en que el Señor te sostendrá para que no te rompas… al igual que estas cañas.

LAURA KUEHN

CONFÍA EN QUE DIOS TE LEVANTARÁ

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 42:3

NO QUEBRARÁ LA CAÑA CASCADA.

¿Estás atravesando por un tiempo difícil? ¿Te sientes como una caña doblada? Recuerda la promesa de Dios para ti: sin importar lo que tengas que afrontar en la vida, Él estará contigo. Debido a Su gran amor por ti, el Señor dio a Su Hijo, Jesús, para que nunca estés solo. No importa con cuánta fuerza sople el viento, puedes confiar en que Dios estará contigo y te levantará.

Clave de Hoy
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