Cuando sea grande
Iván frunció el ceño mientras arrugaba otro papel y lo arrojaba al tacho de reciclaje.
—Se supone que debo escribir sobre un par de trabajos que me gustaría hacer cuando sea grande —comentó—. Pensé en ser un basquetbolista profesional… o quizá un fotógrafo como papá. Pero las probabilidades de que yo juegue baloncesto profesional no son muy buenas, y en realidad no quiero ser fotógrafo… sin ánimo de ofender a papá ni nada por el estilo.
—Bueno, sé que tu papá no espera que hagas lo mismo que él —le aseguró su madre—. Dios te ha dado talentos propios para que los uses para Él.
—Quizá debería ser un pastor o misionero —indicó Iván—. Dios probablemente quisiera que yo haga algo así, ¿verdad?
Mamá se levantó y le hizo señas a su hijo para que lo siguiera, y juntos caminaron hacia la ventana de la cocina. Ella apuntó a un árbol grande que estaba en el patio trasero de la casa.
—¿Qué tipo de fruto produce ese árbol? —preguntó.
Iván miró a su madre con sospecha.
—Manzanas, por supuesto. Es un manzano, mamá.
La madre asintió.
—Sí, y los manzanos producen manzanas, no otro tipo de fruta… y no luchan por hacerlo. Automáticamente producen manzanas porque Dios los creó así. Eso se aplica también a ti.
—¿De verdad? Pero yo no soy un manzano —respondió Iván con una sonrisa traviesa.
Mamá sonrió también.
—No, no eres un manzano, así que Dios no espera que produzcas manzanas… y tampoco espera que actúes como alguien que no eres. No sé qué en qué carrera terminarás, si vas a trabajar como abogado, agricultor, misionero, empresario, obrero en una fábrica, pastor o lo que sea, puedes compartir el amor de Dios con los demás a través de lo que hagas. El Señor quiere que los cristianos lo sirvan en los diferentes campos de trabajo. El Espíritu Santo ya está haciendo Su obra en tu vida, para que produzcas fruto espiritual que apunte a las personas a Jesús en todo lo que hagas, desde ahora y hasta cuando seas grande.
—Bueno, eso me hace sentir mejor —expresó Iván—. Pero todavía no sé qué escribir para la tarea.
—Piensa en las cosas que quisieras hacer y en lo que haces bien —sugirió mamá—. Esas son buenas pistas que te ayudarán a empezar a comprender a dónde Dios podría guiarte algún día.
MIRIAM K. NOWAK
USA TUS TALENTOS PARA DIOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 10:31
HÁGANLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS.
¿En qué cosas eres bueno? ¿Qué te gusta hacer? Tus intereses podrían cambiar con el tiempo, pero sigue orando por estas cosas y sigue trabajando en las cosas que disfrutas. Recuerda que debes estar dispuesto a permitir que Dios te use a ti y use las habilidades que Él te ha dado de una manera que Él considere adecuada. Confía en que el Señor te ayudará a compartir Su amor y guiar a las personas a Jesús en todo lo que hagas, ahora y en el futuro.
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