Crédito robado
“¡Me fue horrible en la escuela!”, exclamó Reinaldo mientras tiraba su mochila en el piso.
“¿Qué pasó, hijo?” Su padre se sentó a su lado.
“Hoy, durante el recreo, había basura en la cancha, así que recogí todos los papeles y los tiré en el tarro de la basura. ¡Entonces Roberto fue corriendo a la clase y le dijo a la maestra que él lo hizo! ¡Es un mentiroso!”
“¿Le contaste a tu maestra lo que en verdad sucedió?”, preguntó papá.
“No, ella estaba muy ocupada dándole gracias a Roberto frente a toda la clase”.
“Oh, Reinaldo, lo siento. Hoy me pasó algo muy parecido”, comentó su madre. “Cuando me llamó la esposa del pastor Moncayo y se puso a elogiar las bellas tarjetas con el menú que hizo la señora Suárez para el banquete de la iglesia, mi corazón se fue al piso. Yo hice esas tarjetas y se las entregué a la señora Suárez para que ella se las diera a la señora Moncayo. Por la forma en que hablaba la esposa del pastor, sonaba como si la señora Suárez no se hubiera tomado la molestia de decirle que yo fui quien las hizo”.
“¿Le corregiste?”, preguntó el padre.
“No, lo dejé pasar”, contestó mamá.
Papá puso un brazo alrededor de su esposa y el otro alrededor de Reinaldo. “Se siente lindo que nos aprecien por nuestras obras, así que oficialmente los reconozco a ambos y quiero decirles que hicieron un buen trabajo. ¡Estoy orgulloso de los dos!”
“¿Crees que Roberto necesitaba sentirse así hoy?”, preguntó Reinaldo.
“Tal vez. Eso no significa que lo que hizo estuviera bien, pero nos ayuda a entender por qué lo hizo”.
“Guau”, expresó el niño. “No lo había pensado de ese modo”.
“A veces lo mejor que podemos hacer cuando alguien se lleva el crédito de algo que nosotros hicimos es aclarar las cosas”, explicó el padre. “Otras veces, sería mejor dejarlo pasar. Hacemos buenas obras porque amamos a Jesús, ya que Él es quien nos dio la capacidad de hacer lo bueno, para empezar, no para ganar la aprobación de las demás personas. Tú recogiste esa basura porque te preocupas por la creación de Dios y quieres que otros la disfruten. Lo hiciste por Jesús, no para ti mismo”.
Reinaldo asintió. “Quizá esta vez deberías simplemente dejarlo pasar. Y la próxima vez que se requiera hacer una buena obra, animaré a Roberto para que la haga y así pueda sentirse apreciado”.
Papá sonrió. “Esa idea es una buena obra en sí misma”. — MARILYN BUEHRER
HAZ BUENAS OBRAS PARA JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:23-24
TODO LO QUE HAGAN, HÁGANLO DE CORAZÓN, COMO PARA EL SEÑOR Y NO PARA LOS HOMBRES… ES A CRISTO EL SEÑOR A QUIEN SIRVEN.
¿Alguien se ha llevado el crédito por tu duro trabajo o una buena obra que hiciste? Cuando dan a otra persona el agradecimiento que merecías, cuéntale de eso a Jesús. Pídele que te ayude a saber si deberías aclarar las cosas o simplemente dejarlo pasar. Cualquier cosa que elijas, recuerda que Dios vio lo que hiciste. Haz tu trabajo y buenas obras para Él por amor y gratitud por todo lo que Él ha hecho por ti.
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