Crecimiento gradual

Después del desayuno, Tato se sentó en silencio mientras su papá leía un pasaje de las Escrituras.

—Bueno —dijo su padre mientras cerraba la Biblia—, estos versículos nos dicen que Dios está trabajando para ayudarnos a desarrollar los mismos rasgos del carácter que tiene Jesús y a que seamos cada vez más como Él —papá miró a su familia—. ¿Alguno de ustedes ha notado las formas en que el Señor les ha estado ayudando a hacer esto en sus vidas?

Nadie dijo nada por un momento. Entonces Tato levantó su voz.

—Ya no peleo tanto como antes y ya no hago trampa en los exámenes de ortografía. Y ahora también me gusta más la iglesia —el niño arrugó las cejas—. Pero últimamente no he cambiado mucho.

—Bueno, nunca dejamos de crecer como cristianos —aseguró papá—. Pero muchas veces es difícil señalar dónde están ocurriendo esos cambios —después de dialogar un poco más sobre los versículos, su padre los guio en oración. Después todos se alistaron para hacer un viaje de visita a la abuela, que vivía a varias horas de distancia.

Cuando llegaron allá, la abuela los saludó entusiasmada.

—¡Has crecido! —exclamó mientras abrazaba a Isa—. ¡Veo que también perdiste algunos dientes!

—Tres dientes —ceceó la niña.

—Y, Tato, creo que estás 20 centímetros más alto —observó la abuela mientras abrazaba a su nieto—. ¡Santo cielo! ¡Ya eres un jovencito!

Durante todo el día, la anciana comentó sobre cuánto habían cambiado.

Esa noche, mientras mamá acostaba a Tato en su bolsa para dormir, el niño dijo:

—No pensaba que hubiera cambiado tanto desde la última vez que vimos a la abuela, pero ella no dejaba de hablar sobre cuánto he crecido.

Su madre rio.

—Lo sé. Muchas veces tampoco me doy cuenta de cuánto crecen Isa y tú… hasta que ya no les queda la ropa, ¡por supuesto! Supongo que los veo siempre y por eso no puedo notar los cambios graduales —ella abrazó a su hijo—. Eso me recuerda lo que estábamos hablando esta mañana. Quizá estamos demasiado cerca de nosotros mismos como para notar los cambios graduales que nos hacen más como Jesús. Pero la abuela los vio. Ella mencionó cómo Isa y tú jugaban juntos sin pelear y estaban dispuestos a ayudar rápidamente cuando se les pedía.

—¿De veras? —preguntó Tato.

—De veras —respondió mamá—. Confía en que Dios está trabajando en ti para hacerte más y más como Jesús cada día.

HOPE L. ADERMAN

EL CRECIMIENTO TOMA TIEMPO

VERSÍCULO CLAVE: 2 PEDRO 3:18

CREZCAN EN LA GRACIA Y EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.

¿Sabías que, si eres cristiano, Dios te está ayudando a crecer espiritualmente? El crecimiento toma tiempo, así que puede que no veas muchos cambios de un día para el otro. Pero debes saber que Dios promete que trabajará en tu vida y te ayudará a desarrollar los rasgos de carácter que demuestran a otros el amor de Jesús. Mientras sigues aprendiendo más sobre Jesús, confía en que Dios trabajará en tu corazón para que crezcas y seas cada vez más como Él.

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