Crecimiento
—¿En verdad yo usaba esto? —preguntó Renata mientras ella y su madre revisaban una caja de recuerdos. La niña sostuvo en alto un gorrito tejido diminuto—. ¡Es tan pequeño!
Mamá sonrió.
—Es asombroso cómo crecen los bebés, ¿verdad? —ella tomó un par de zapatitos de bebé—. Tú usaste estos zapatos cuando estabas comenzando a caminar —mamá frotó el suave cuero—. En poco tiempo empezaste a correr por todos lados y estabas lista para un par de zapatos más grandes.
Renata encontró un pequeño cuaderno de recortes y lo abrió.
—¡Mira lo que escribiste aquí, mamá! Dice: «Dibujos de Renata, desde los tres hasta los seis años» —la niña examinó las páginas—. ¡Me alegra ver que fui mejorando cada año! Mientras más crecía, mejor dibujaba —Renata sonrió a su madre—. ¡Soy una artista y ni siquiera lo sabías!
Mamá rio y volteó otra página del libro.
—Mira, aquí hay una lista de preguntas que hiciste cuando estabas en el jardín de niños.
Renata miró la lista, emocionada.
—Escucha, mamá: «¿Las nubes están hechas de algodón de azúcar? ¿Está Dios en todos lados todo el tiempo? ¿Por qué Jesús tuvo que morir?».
—Todas esas son buenas preguntas —opinó su madre—. ¿Ahora ya conoces las respuestas?
—Claro que sí —aseguró Renata—. He aprendido mucho desde el jardín de niños.
Mamá asintió.
—Muy bien. Creciste física y mentalmente, y también creciste espiritualmente. Así debe ser.
Renata pensó por un momento.
—Sé que he crecido física y mentalmente comiendo y yendo a la escuela, pero ¿cómo crecí espiritualmente? ¿Solo yendo a la iglesia?
—La iglesia fue un elemento importante de tu crecimiento, por las cosas que aprendiste en la escuela dominical y en los sermones del pastor sobre Jesús y cuánto te aman. Leer la Biblia también fue importante, como la oración. Dios usó todas esas cosas para ayudarte a crecer en tu relación con Jesús y hacerte más como Él.
Renata sostuvo el libro de recortes.
—Es como estos dibujos. Mientras más crecía, mejor dibujaba. Y mientras más… eh… —ella rio—. ¡Bueno! Supongo que no soy una artista después de todo.
Mamá rio también.
—Está bien, todavía estás creciendo.
SANDRA L. ARDOIN
CRECE ESPIRITUALMENTE
VERSÍCULO CLAVE: 2 PEDRO 3:18
CREZCAN EN LA GRACIA Y EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.
¿Usas la misma ropa que te ponías hace algunos años? Probablemente ya no te queden ahora, ¿verdad? Probablemente seas mejor de lo que eras antes en los deportes y puedes resolver problemas más difíciles también, ¿cierto? Eso es porque estás creciendo física y mentalmente. ¿Has crecido también espiritualmente? ¿Conoces más acerca de Jesús? Mientras más lo conozcas, Él te ayudará a crecer espiritualmente para que los demás puedan ver a Jesús en tus palabras y acciones cada vez más.
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