Cosechando uvas

—Cora, tu abuelita acaba de llamar —le informó su madre—. Dijo que las uvas muscadinias están listas para la cosecha.

—¡Yupi! ¿Cuándo podemos ir a ayudar? —a Cora le encantaba ayudar a sus abuelos a cosechar sus uvas cada verano.

—Le dije a tu abuelita que estaríamos allá mañana temprano, antes de que haga mucho calor.

Mamá y Cora se levantaron temprano a la mañana siguiente y se dirigieron a la casa de los abuelitos. La abuela las recibió en la entrada. Llevaron el tractor y el remolque a la viña.

—Tu abuelito ya está ocupado recogiendo las uvas —indicó la abuela—. Creo que tendremos una buena cosecha. Las vides están cargadas.

Cuando la abuelita detuvo el tractor, Cora tomó un balde y se puso manos a la obra. Mientras cosechaba junto a su abuela, notó que una de las ramas parecía estar muerta y no tenía uvas.

—¿Qué le pasó a esta rama, abuelita?

—Fíjate aquí. ¿Te das cuenta de que está rota y separada de la vid? —señaló la abuela—. Sin la vid, no puede vivir ni producir fruto.

Cuando dejaron de cosechar para almorzar, Cora había recogido cinco baldes llenos de uvas.

—Arranqué la rama muerta que Cora encontró hoy —comentó el abuelo mientras todos disfrutaban sus sándwiches con limonada—. Eso me hizo pensar en un versículo de la Biblia.

—¿Cuál versículo? —preguntó Cora.

El abuelo tomó una Biblia, la abrió en Juan 15:5.

—Cora, ¿quisieras leernos este versículo?

La niña recibió la Biblia y comenzó a leer:

—Claro. «Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada» —Cora levantó la mirada—. ¿Qué significa eso?

—Bueno —explicó el abuelo—, así como las ramas de las uvas necesitan de la vid para vivir y producir fruto, nosotros necesitamos a Jesús, nuestra vid, para crecer y producir fruto espiritual. No podemos crecer como cristianos o demostrar a otros el amor de Dios por nuestra cuenta; necesitamos estar conectados a Jesús en fe, para que Su Espíritu pueda trabajar en nosotros y producir fruto a través de nosotros.

—Guau, ¡qué genial! —exclamó Cora—. Creo que ya lo entiendo. Como he confiado en Jesús, Él es mi vid y yo soy Su rama.

—Sí, ya lo entendiste —afirmó su abuelita—. Ahora vayamos a cosechar más uvas.

LISA FULLER

PERMANECE CONECTADO A JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 15:4 (NTV)

PERMANEZCAN EN MÍ, Y YO PERMANECERÉ EN USTEDES. PUES UNA RAMA NO PUEDE PRODUCIR FRUTO SI LA CORTAN DE LA VID, Y USTEDES TAMPOCO PUEDEN SER FRUCTÍFEROS A MENOS QUE PERMANEZCAN EN MÍ.

¿Estás conectado con la vid, con Jesús? Para permanecer conectado a Jesús, debes tener una relación con Él al confiar en Él como tu Salvador. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Una vez que seas cristiano, el Espíritu Santo trabajará en tu corazón para que puedas producir fruto espiritual. Mientras creces y aprendes a depender de Jesús, Él te hará fructífero para compartir Su amor con los demás.

Clave de Hoy
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