¡Corre!
Carlota se puso a contar cuidadosamente el dinero que había sacado de su cajón, mientras su hermana, Raquel, observaba desde la cama. Las niñas habían decidido juntar sus ahorros para comprarle a su mamá un regalo especial por el Día de la Madre.
—Deberíamos ir por el vecindario y preguntar si alguien tiene algún trabajo para nosotras —sugirió Carlota—. Solo así conseguiremos el dinero suficiente para comprarle a mamá ese collar que vimos.
—Bueno, la señora Suárez siempre está buscando gente que le ayude con su jardín. Probemos con ella —sugirió Raquel.
En pocos minutos, las niñas estaban cortando el pasto y recogiendo las hojas en el jardín de la señora Suárez. Era un día muy húmedo; las hermanas tenían calor y estaban sudando cuando terminaron. Raquel se secó la frente y recibió muy agradecida el dinero que la vecina les dio, y lo puso en su bolsillo.
—Tengo sed —comentó Carlota cuando empezaron a caminar por la calle—. ¡Daría lo que sea por una soda con hielo ahora mismo!
—O un enorme cono de helado de chocolate —añadió Raquel—. Pero no podemos gastar nada de nuestro dinero, o no tendremos lo suficiente para el collar.
En ese momento, las niñas oyeron la música de un camión de helados que doblaba la esquina.
—¡Helado! —anunciaba el conductor—. ¡Bebidas frías!
Carlota y Raquel se miraron la una a la otra.
—Esta es una gran tentación, hermana —confesó Carlota—. ¿Qué debemos hacer?
—¡Corre! —gritó Raquel.
¡Y las niñas corrieron! Fueron directo a su casa e inmediatamente se sirvieron vasos gigantes de agua con hielo.
Más tarde, ese mismo día, contaron sus ganancias. Carlota sonrió a su hermana, Raquel.
—Tenemos el dinero justo para comprar el collar. Qué bueno que no gastamos en nada de lo que vendían en ese camión de helados.
—Sí —afirmó Raquel—. Es como lo que aprendimos la semana pasada en la iglesia: cuando enfrentamos la tentación para pecar, lo mejor que podemos hacer es correr, huir lejos. Debido a que Jesús nos hizo libres del pecado, no tenemos que ceder. Él nos ayudará a escapar de la tentación y a hacer lo correcto.
—Pero gastar nuestro dinero en helado no hubiera sido pecado, ¿verdad? —preguntó Carlota.
—Por supuesto que no —aseguró Raquel—. Pero acordamos que lo usaríamos para el regalo de mamá, y me alegra que nos hayamos mantenido firmes en esa decisión. Y cuando sintamos la tentación de hacer algo malo, también podemos huir de esa tentación.
LINDA E. KNIGHT
HUYE DE LA TENTACIÓN
VERSÍCULO CLAVE: 2 TIMOTEO 2:22 (NVI)
HUYE DE LAS MALAS PASIONES DE LA JUVENTUD Y ESMÉRATE EN SEGUIR LA JUSTICIA, LA FE, EL AMOR Y LA PAZ.
¿Qué haces cuando sientes la tentación de hacer algo malo? Cuando te sientas atraído por el pecado, recuerda que, a través de Jesús, tienes el poder de resistirlo y, en lugar de pecar, actuar con amor y obediencia. Dios promete que siempre proveerá una vía de escape para la tentación y, cuando la veas, ¡corre! Confía en que el Señor te ayudará a resistir la tentación y a hacer lo correcto.
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