Como rebota el balón
Teo fingió dirigirse a la derecha, luego rápidamente cambió de dirección y corrió hacia la canasta para anotar otro punto. “Con eso ya vamos 12-2, papá”, exclamó, tratando de no sonreír.
El padre sacudió su cabeza, jadeando y resoplando. “Recuerdo cuando solo podías derrotarme cuando yo te dejaba ganar. Extraño esos días”. Papá puso sus manos en las rodillas. “Te ves cansado. Tomemos un descanso”.
Teo asintió, a pesar de que casi no había sudado. Los dos se sentaron bajo un árbol.
“¿Cómo te está yendo en la escuela?”, preguntó papá.
Teo frunció el ceño y bebió un sorbo de agua. “Supongo que he estado holgazaneando un poco. Pero la señora Dueñas siempre tiene algo contra mí. Y el señor Lima también siempre está tratando de atraparme. Siempre hacen una tormenta en un vaso de agua”.
El papá puso a un lado su botella de agua. “Yo sé que no crees que estos supuestos ‘vasos de agua’ sean importantes, pero sí lo son. Es como en el baloncesto”. Él sostuvo en alto el balón de cuero y Teo se preguntaba hacia dónde iría la conversación.
“Estos balones no duran para siempre”, agregó su padre. “La compañía que los fabrica incluso sabe cuántas veces puede rebotar la pelota antes de que tenga que ser reemplazada. Los equipos usan esos balones para los entrenamientos y los partidos, y antes de que se den cuenta, las pelotas ya están desgastadas. Es similar a la vida. Tomamos muchas decisiones en la vida, algunas son buenas y otras son malas. Y como cuando rebota un balón, no creemos que una o dos malas decisiones realmente importen a largo plazo. Pero escucha a la voz de la experiencia de un hombre que solía jugar al baloncesto por horas sin cansarse: la vida es corta. Y, como cristianos, hemos entregado nuestras vidas, toda nuestra vida, a Jesús. Debeos apoyarnos en Él para que nos ayude a tomar las decisiones correctas en todo lo que hacemos, incluso en las cosas pequeñas”.
“Entiendo, papá”, respondió Teo. “Le pediré que me ayude para poder comportarme mejor en la escuela”.
El padre dio una palmadita a Teo en la espalda. “Muy bien. ¿Qué te parece si agregamos más rebotes en este balón antes de la hora de comer? ¡Todavía no te he mostrado mi giro patentado ni mi canasta de gancho!”– MIKE DIZE
LAS COSAS PEQUEÑAS IMPORTAN
VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 3:5-6
CONFÍA EN EL SEÑOR CON TODO TU CORAZÓN… RECONÓCELO EN TODOS TUS CAMINOS, Y ÉL ENDEREZARÁ TUS SENDAS.
¿Sabías que cada decisión que tomas, incluso la más pequeña, es importante? Es fácil pensar que algo como no dar tu mejor esfuerzo en la escuela o decir chismes a espaldas de tus amigos no es tan importante. Pero la vida es corta y cada decisión es crucial. Toma decisiones con base en quién eres tú en Jesús y apóyate en Él para que te ayude a hacer lo correcto, ya sea en lo grande o en lo pequeño.
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