Burbujas que se revientan

—Espero ser lo suficientemente buena para jugar en un partido estelar algún día —comento Ricardo mientras salía del parque con su padre y su hermana—. ¡Tal vez pueda entrar en el Salón de la Fama de béisbol!

—Yo preferiría cantar el himno nacional antes del partido —opinó Ana—. Los cantantes famosos tienen muchos más admiradores que los beisbolistas.

Los niños debatieron todo el camino a casa si los cantantes o los atletas eran más populares y famosos.

—¿Por qué creen que es tan importante ser famosos? —preguntó papá.

—Para que le caigas bien a todo el mundo y que todos hablen de cuán bueno eres —contestó Ricardo.

—Y nadie podría decir: «¿Quién es esa Ana?». ¡Todos sabrían quién soy! —agregó la niña.

Cuando llegaron a su hogar, encontraron a su madre en el patio trasero, haciendo burbujas para su hermanita de dos años, Javiera. Todos rieron al ver la expresión confundida de la pequeña cada vez que veía una burbuja en sus manos… solo para que se reventara y desapareciera.

—Esas burbujas me recuerdan de la fama de la que ustedes, niños, estaban hablando —comentó su padre—. Las burbujas tienen una belleza que brilla y que cautiva mientras flotan en el aire. Pero entonces, cuando tratas de atrapar una con tu mano, se revienta. La popularidad y la fama son así, no duran para siempre. Pero, debido a que confiamos en Jesús, somos parte del Reino de Dios, y Su Reino es eterno, lo que significa es que durará por siempre y para siempre.

—Pero ¿y qué me dices de esos beisbolistas del Salón de la Fama? —preguntó Ricardo—. Son recordados para siempre.

—Puede que sean recordados por mucho tiempo, pero no pueden disfrutar de su fama después de su muerte —aseguró papá—. Querer ser famoso no es necesariamente malo, pero Jesús es el único que puede darnos gozo eterno y satisfacción. Él conquistó la muerte en la cruz para que podamos ser parte de Su reino eterno y, algún día, cuando Él regrese, todo el mundo verá Su poder y gloria, y se postrarán delante de Él. Ya sea que llegues a ser famoso o no, el Señor te conoce como eres y Su amor por ti es suficiente. Usa los talentos que Él te ha dado para Su gloria, no para la tuya propia.

—Tienes razón, papá —admitió Ricardo—. Puede que nunca entre en el Salón de la Fama de béisbol, ¡pero sé que estaré con Jesús para siempre!

Ana asintió.

—Y yo prefiero cantar para Jesús que en un escenario en frente de mil fanáticos.

PHYLLIS I. KLOMPARENS

EL REINO DE DIOS DURA PARA SIEMPRE

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 145:13

TU REINO ES REINO POR TODOS LOS SIGLOS, Y TU DOMINIO PERMANECE POR TODAS LAS GENERACIONES.

¿Quieres ser famoso algún día? ¿Quieres que te recuerden por hacer cosas grandes? El amor y la atención de otras personas pueden ser emocionantes, pero la fama no dura para siempre. Hay solo una Persona cuya gloria durará por toda la eternidad: Jesús. Su Reino es eterno y Su amor por ti nunca acabará. Ya sea que te vuelvas famoso o no, puedes usar los dones que el Señor te ha dado para guiar a otros hacia Su gloria y al gozo de conocer a Jesús.

Clave de Hoy
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