Bebés pajaritos

—Belinda, tengo una sorpresa que mostrarte —anunció papá una mañana—. ¿Recuerdas el nido de aves que te hice ver allá afuera? —el padre apuntó a una planta grande que colgaba fuera de la ventana—. Todos los cinco huevos se rompieron.

Los ojos de Belinda se abrieron por la sorpresa mientras su padre la levantaba sobre una silla para que pudiera mirar el nido.

—¿Dónde están los bebés pajaritos? No veo nada, allí hay solo un montón de pelusa y ramitas.

—Observa —indicó papá al abrir la ventana. Él hizo ruidos con su lengua y, de repente, cinco cabecitas salieron de la pelusa.

—¡Oh, ya los veo! —chilló Belinda—. Tienen los ojos cerrados —las cabecitas volvieron a esconderse en la pelusa después de un momento—. Hazlo otra vez, papá —rogó la niña, así que el padre hizo otra vez el sonido con la lengua, y las cinco cabecitas volvieron a asomar.

Belinda y su papá visitaban a los pajaritos todos los días. Sus ojos se abrieron poco tiempo después y les crecieron plumas nuevas y más grandes. Pero eventualmente dejaron de responder al ruido que su padre hacía con la lengua.

—Saben que solo los estoy engañando y que no soy uno de sus padres que viene a traerles la cena —le explicó papá cuando ella le preguntó de eso. Después agregó—: Nosotros nos parecemos un poco a esos pajaritos bebé. Tenemos que aprender de quién es cada voz.

—Pero yo sé cuando tú me dices algo, o cuando es mamá —le aseguró Belinda—. O la abuela, el abuelo, la señora Jerez o quien sea.

—Sí, pero también debemos ser capaces de identificar la voz de Dios —señaló su padre.

—¿Cómo hacemos eso? —preguntó la niña.

—Al aprender sobre Dios en la Biblia. Nunca iremos contra lo que Él dice ahí. Mientras más aprendamos sobre quién es Dios, más fácil será reconocer Su voz.

Belinda se quedó pensando por un momento.

—Bueno, sé que Dios ama a las personas porque envió a Jesús para morir por nosotros, así que siempre nos dice que también amemos a la gente.

—Me parece que ya estás aprendiendo a reconocer la voz de Dios —comentó papá con una sonrisa—. Las otras voces que escuchamos podrían decirnos que hagamos lo que queramos, pero la voz de Dios nos recuerda que solo Jesús puede satisfacer nuestros corazones y llenar nuestras vidas con esperanza, gozo y paz. Él es el único que alimenta nuestras almas con Su amor, y debemos aprender a reconocer Su voz y hacer lo que Él dice.           

PAULINE YOUD  

APRENDE A RECONOCER LA VOZ DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 10:27

MIS OVEJAS OYEN MI VOZ; YO LAS CONOZCO Y ME SIGUEN.

¿Reconoces la voz de Dios cuando te habla? En la lectura bíblica de hoy, Jesús se refiere a Sí mismo como el Buen Pastor y a quienes lo conocen como Sus ovejas. Las ovejas reconocen la voz de su pastor y, mientras creces en tu relación con Jesús, aprenderás más sobre Él y cómo suena Su voz. Conoce mejor al Señor al leer y estudiar la Biblia, y escucha lo que te dice.

Clave de Hoy
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