Abuelitos de papel
Astrid se sentó en el columpio del porche. Levantó la mirada cuando su tío Timoteo se acercó a las gradas de la entrada.
—Hola, sobrina —. ¿Veo un ceño fruncido en este día tan bello? ¿Qué pasó?
La niña suspiró.
—El abuelo rico de mi amiga Eliana pagó para que toda su familia fuera de vacaciones a Florida. ¡Oí todos los detalles mil veces! ¿Por qué no puedo tener un abuelo rico también, en lugar de tener abuelitos de papel?
—¿Abuelitos de papel? ¿A qué te refieres? —preguntó el tío Timoteo.
—Bueno, la foto del abuelito Jeremías ha estado en el escritorio desde que puedo recordar, y eso es todo lo que sé de él. Y mi otro abuelito falleció hace tanto tiempo que tampoco me acuerdo de él. Solo tenemos fotografías de ellos… son abuelitos de papel.
El tío Timoteo frunció el ceño.
—Tus razones para querer tener un abuelo son terribles —opinó, y Astrid bajó la mirada—. Tus dos abuelitos están en el cielo, Astrid. Es verdad que no pueden demostrarte cuánto te aman de la misma manera en que el abuelo de Eliana lo demuestra, pero ellos te dieron algo mucho mejor que un viaje a Florida.
Astrid miró a su tío con los ojos abiertos por la sorpresa.
—¿En serio?
El tío Timoteo asintió.
—Tu abuelito Jeremías me amó de una manera que me ayudó a darme cuenta de cuánto Dios me ama. Él oró por mí toda mi vida… y también oró por ti, aunque eras chiquita y no lo recuerdes. Él oraba para que creyeras que Jesús murió en la cruz por ti y para que confiaras en Él como tu Salvador, para que puedas estar con el Señor para siempre —el tío sonrió a su sobrina—. Supongo que ninguno de tus abuelitos tuvo mucho dinero, pero tenían algo mucho más importante. Su más grande esperanza y su oración era que todos los miembros de su familia reconocieran la profundidad del amor de Jesús por ellos.
Astrid dibujó una pequeña sonrisa para su tío.
—Yo confío en Jesús —aseguró—. Cuando Eliana regrese de Florida, quizá debe contarle sobre mis abuelitos y cómo espero verlos en el cielo algún día.
—Buena idea —el tío Timoteo sonrió—. Puede que ahora tus abuelitos solo sean fotografías para ti, pero cuando los conozcas en el cielo, ya no serán más abuelitos de papel.
PHYLLIS I. KLOMPARENS
SIENTE GRATITUD POR LOS CRISTIANOS QUE TE AMAN
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 1:3
DOY GRACIAS A MI DIOS SIEMPRE QUE ME ACUERDO DE USTEDES.
¿Qué valoras en tus padres o abuelos? ¿Son las cosas que pueden darte en esta vida? ¿O te han enseñado que, para los cristianos, lo mejor está por venir? Dale gracias a Dios por los cristianos que Él ha puesto en tu vida, que te demuestran Su amor y oran por ti. Aun si algunos de ellos ya no están contigo, algún día podrás darles las gracias por guiarte a Jesús.
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