Cien por ciento

Laura se sentó en la cama con sus notas de matemáticas regadas por todos lados.

—Seis por ocho es cuarenta y ocho; siete por ocho es cincuenta y seis; ocho por ocho es…

—¡Sesenta y cuatro! —contestó mamá al entrar en la habitación—. ¿Sigues estudiando, hija? ¡Deberías estar dormida!

Laura suspiró.

—Lo sé, pero estoy tan nerviosa por mi examen de mañana. ¿Y si repruebo? ¡Soy un desastre para las multiplicaciones! —lágrimas de ansiedad se acumularon en los ojos de la niña—. No quiero defraudar al señor Fuentes… ni a ti ni a papá.

La madre se sentó y se acercó a su hija.

—¿Defraudarnos? ¡Para nada! Te has esforzado mucho por este examen. Has dado lo mejor de ti y eso es suficiente para nosotros.

Laura sonrió. Las palabras reconfortantes de su mamá le hicieron sentir un poquito mejor.

—¿Por qué tenemos que dar exámenes? —preguntó.

—Mmm… buena pregunta —contestó su madre—. Los exámenes pueden ayudar a medir cuánto hemos aprendido o cuán lejos hemos llegado. Y nos muestran las áreas en las que todavía debemos mejorar y crecer.

Laura asintió.

—Dios nos ayuda a crecer, ¿verdad?

—Sin duda, Él lo hace —respondió mamá—. Pero lo mejor de todo es que podemos acercarnos a Dios tal como estamos. Él no requiere que cumplamos con cierto estándar antes de poder acercarnos a Él, ¡porque Jesús ya alcanzó la marca por nosotros!

—¿Cuando murió en la cruz? —preguntó Laura.

—Exactamente —afirmó su madre—. Jesús cumplió el estándar de Dios en nuestro lugar, porque nosotros no podíamos hacerlo. Él vivió una vida perfecta y después murió por nuestros pecados y resucitó.

Laura sonrió.

—¡Jesús tomó el examen para que no tengamos que hacerlo nosotros!

—¡Sí! —exclamó mamá—. Y lo pasó… ¡con el cien por ciento de la nota!

La niña suspiró.

—Quisiera no tener que tomar este examen de matemáticas mañana. ¡Estudiar es difícil!

—Lo sé —expresó mamá—. La vida está llena de todo tipo de pruebas. A veces somos probados por medio de dificultades o tentaciones, pero aun si fallamos una y otra vez, Jesús siempre nos perdona. La cosa no es hacer todo de manera perfecta, sino confiar en que el Señor nos ayudará a perseverar y a crecer. Él no tomará tu examen de matemáticas en tu lugar mañana, pero puedes orar para que Dios te dé el enfoque y la perseverancia que necesitas.

Laura sonrió.

—Creo que oraré por eso ahora mismo.

Angela Jelf

SOLO JESÚS CUMPLE CON LOS ESTÁNDARES DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: 2 Corintios 5:21 (NTV)

PUES DIOS HIZO QUE CRISTO, QUIEN NUNCA PECÓ, FUERA LA OFRENDA POR NUESTRO PECADO, PARA QUE NOSOTROS PUDIÉRAMOS ESTAR EN UNA RELACIÓN CORRECTA CON DIOS POR MEDIO DE CRISTO.

¿Alguna vez has sentido nervios de reprobar un examen importante? La Biblia dice que ninguno de nosotros podría jamás alcanzar la marca del santo estándar de Dios. Solo Jesús, el Hijo de Dios, puede pasar el examen, ¡y Él lo hizo! Jesús vivió una vida perfecta y después murió para tomar el castigo por nuestros pecados. Debido a ese gran acto de amor, Dios nos ve como perfectos y sin culpa cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *