Los tenis sucios

—¡Qué bien! —exclamó Oliver cuando su mamá le entregó un par de tenis completamente nuevos—. ¡Son exactamente los que quería!

—Me alegra que te hayan gustado —expresó su madre—. Pero tratemos de mantenerlos limpios. Guárdalos para la escuela o cuando salgas con tus amigos. Tienes bastantes zapatos viejos que puedes usar cuando estés en el jardín o jugando baloncesto en el parque.

—Está bien, mamá —afirmó Oliver mientras se ponía sus zapatos nuevos.

El niño se acordó de tener cuidado con ellos por un tiempo, pero un día, cuando entró a la casa, dejó un rastro de huellas de lodo en la cocina.

—¡Detente ahora mismo, hijo! Oh, tus tenis nuevos, ¡son un desastre! —la madre apuntó a los zapatos cubiertos de lodo.

—Lo siento, mamá —dijo Oliver—. Olvidé que los traía puestos. La señora Albornoz necesitaba ayuda en su jardín y supongo que me aloqué con la manguera.

La madre suspiró, meneando la cabeza.

—Me alegra que le hayas ayudado, hijo, pero, a pesar de tu buena obra, tus zapatos están sucios.

—Sí —Oliver bajó la mirada para ver sus pies y suspiró—. Se ven muy mal —entonces el niño sonrió—. Es como el versículo que aprendimos la semana pasada en la iglesia. Mi maestro dijo que es fácil pensar que las cosas buenas que hacemos pueden cubrir lo malo que hemos hecho. Pero el versículo que aprendimos dice que nuestras buenas obras son como trapos sucios… o, en este caso, tenis sucios. No pueden limpiarnos.

—Correcto —declaró mamá—. Nada de lo que hagamos podrá limpiar el pecado en nuestras vidas. Por eso necesitamos a Jesús —ella se agachó para ayudarle a su hijo a sacarse sus zapatos sucios—. Jesús promete que, cuando le confesemos nuestros pecados, Él nos perdonará y nos lavará, dejándonos blancos como la nieve.

—¿Tú también me perdonas, mamá?

Su madre sonrió.

—Por supuesto que te perdono, hijo.

—Trataré de tener más cuidado —Oliver vio sus tenis llenos de lodo—. ¿Puedes hacer que mis zapatos vuelvan a estar limpios?

—No tan limpios como tu corazón cuando Jesús lo limpia —señaló mamá—. Pero haré mi mejor esfuerzo. Tráelos a la lavandería y buscaré los implementos de limpieza.

Nathan Runyon

LAS BUENAS OBRAS NO CUBRIRÁN EL PECADO

VERSÍCULO CLAVE:  Isaías 64:6 (NTV)

 ESTAMOS TODOS INFECTADOS POR EL PECADO Y SOMOS IMPUROS. CUANDO MOSTRAMOS NUESTROS ACTOS DE JUSTICIA, NO SON MÁS QUE TRAPOS SUCIOS.

¿Alguna vez has sentido que tu vida se parece a un par de tenis sucios? ¿Crees que, si haces las suficientes cosas buenas, puedes compensar por lo que haces mal? La Biblia dice que las buenas obras nunca son suficientes. Solo Jesús puede limpiar tu corazón y reemplazar tu pecado con Su justicia. Confiésale tu pecado hoy para que recibas Su perdón. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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