Cada gota cuenta
José Gabriel y su papá eligieron un lugar en el patio trasero para poner el medidor de lluvia que el niño había hecho en la escuela. Estaba orgulloso del tubo hueco y su embudo en la parte de arriba.
—¡Este es el mejor proyecto escolar de la vida! —exclamó—. ¡Espero que llueva pronto!
—Hijo —le dijo su madre cuando entró—, el señor Bonifaz no se siente bien y tiene miedo de que sus tachos de basura se vayan rodando por la calle si se quedan a la entrada de su garaje. ¿Podrías meter sus tachos?
—Está bien —afirmó José Gabriel, y se dirigió a la puerta. Unos minutos más tarde, regresó y suspiró con fuerza.
—¿Qué pasó? —le preguntó mamá.
—Parece que el señor Bonifaz se enferma mucho —comentó el niño—. Y sé que está triste por haber perdido a su esposa. Quisiera poder hacer algo más para ayudarlo. Cuando metí sus tachos de basura, noté que la pintura de su casa está desgastada. ¡Quisiera poder pintar su casa!
En ese momento sonó un reloj temporizador y su madre sacó unos brownies del horno.
—Bueno, quizá no puedas pintar su casa, pero puedes correr y llevarle algunos de estos brownies al señor Bonifaz. Eso lo alegrará.
—Está bien. Pero sería genial hacer algo grande, en lugar de solo cosas pequeñas como esta.
Mamá le sonrió.
—Sé que tal vez no parezca mucho, pero recuerda que la Biblia dice que servimos a Jesús cuando servimos a otros. Al ayudar al señor Bonifaz, incluso en las cosas pequeñas, le estás demostrando el amor de Jesús.
Más tarde, ese mismo día, comenzó a llover levemente, así que José Gabriel y sus padres fueron a revisar su medidor de lluvia.
—¡Está recolectando agua! —indicó José Gabriel, emocionado.
—Qué bien —señaló papá—. Pero esta es una llovizna muy ligera. Se necesitará mucha más lluvia para que tu medidor realmente mida el agua.
—Tal vez —alegó José Gabriel—. ¡Pero mira! Le está entrando un poquito de agua, ¡y cada gota cuenta! El agua se acumulará con el tiempo.
—Tienes razón —aseguró su madre—. Cada gota en verdad cuenta y, ¿sabes una cosa? Cada cosita pequeña que hagas para Jesús también cuenta, sin importar cuán pequeña o insignificante parezca.
—¿Te refieres a las cosas que hago por el señor Bonifaz? —preguntó José Gabriel.
—Sí —contestó mamá—. Jesús puede usarlas para demostrarle cuán grande es el amor de Dios.
Nance E. Keyes
SERVIR A OTROS LES DEMUESTRA EL AMOR DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: Marcos 10:45
NI AUN EL HIJO DEL HOMBRE [JESÚS] VINO PARA SER SERVIDO, SINO PARA SERVIR.
¿Crees que las cosas pequeñas que haces por otros no sirven de mucho? ¿Quisieras poder hacer algo grande? La Biblia nos dice que Jesús vino del cielo para servirnos al morir por nuestros pecados, y quiere que sirvamos a otros, aun cuando no nos parezca que sea mucho. Dios usa las cosas pequeñas que decimos y hacemos para demostrar a las personas cuánto Él las ama. Sirve a Jesús al servir a los demás.
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