¡Hosanna!
Arlo rio cuando su hermana, Marni, levantó su rama de palmera por encima de su cabeza.
—¡Sálvame, tía Lori! ¡Marni me va a dominar!
La tía Lori les gritó a los niños desde el patio:
—¡Dejen de jugar con esas ramas! Vengan, ya es hora de almorzar.
Arlo y Marni refunfuñaron. Lanzaron sus ramas de palmera a un lado y entraron a la casa arrastrando los pies.
—Esas ramas son perfectas para usarlas como espadas y luchar —comentó Marni—. ¿Por qué no podemos jugar con ellas?
—Sí —agregó Arlo—. Nos las dieron en la iglesia, pero lo único que hicimos fue agitarlas y dejarlas en el piso. Qué aburrido.
El tío Damián sacó platos con sándwiches.
—¿Saben por qué les dieron esas ramas? —preguntó mientras ponía la comida en la mesa.
Los niños se encogieron de hombros y dijeron al unísono:
—Es Domingo de Ramos.
El tío Damián asintió.
—Una semana antes que Jesús muriera en la cruz por nuestros pecados, entró en Jerusalén montado en un burrito. Las personas extendieron sus mantos y hojas de palmeras en el piso, mientras Él avanzaba por la ciudad, para honrarlo como el Mesías, como el Salvador que Dios había prometido. Cada año, el domingo antes de la Pascua, celebramos ese día al recordar que Jesús es el Rey humilde que vino a salvarnos.
Marni pensó en el culto de la iglesia al que habían asistido un par de horas antes.
—Pero ¿por qué el pastor nos hizo decir «hosanna»? ¿Qué significa?
—En realidad, se parece a lo que Arlo exclamó cuando le ganaste en su juego hace un rato —indicó la tía Lori.
—Estaba bromeando y pidiéndote que me salvaras del dominio opresor de Marni —señaló Arlo.
—Y hosanna significa exactamente eso —explicó la tía Lori—. Es una palabra que significa «sálvanos» en el lenguaje que Jesús hablaba.
Marnie asintió al entenderlo.
—Entonces, en la iglesia exclamamos esa palabra el Domingo de Ramos para recordar que Dios nos salva de nuestros pecados.
—Y Él hizo exactamente eso —aseguró el tío Damián—. Cuando Jesús murió en la cruz, tomó el castigo por el pecado que nosotros merecíamos. Después, cuando resucitó de la tumba, Jesús conquistó a la muerte, para que pudiéramos tener vida eterna con Él. El momento en que confiamos en Él, nos hace libres del dominio opresor del pecado y de la muerte, y nos reconcilia con Dios.
—¡Guau! —exclamó Arlo—. ¡Deberíamos exclamar «hosanna» más a menudo!
Zoe Brickner
JESÚS VINO A SALVARNOS
VERSÍCULO CLAVE: Mateo 21:9
Y LAS MULTITUDES QUE IBAN DELANTE DE ÉL Y LAS QUE IBAN DETRÁS, GRITABAN: «¡HOSANNA AL HIJO DE DAVID! ¡BENDITO AQUEL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! ¡HOSANNA EN LAS ALTURAS!».
¿Has recibido una rama de palmera en la iglesia el Domingo de Ramos? En el tiempo de Jesús, las hojas y los mantos en el suelo demostraban respeto para los reyes. Jesús fue un Rey diferente de todos los demás; ¡Él es el Rey de reyes! Es el Rey más poderoso, pero también el más humilde. Jesús se hizo humano y murió en la cruz para salvarnos, y esa es una buena razón para exclamar: ¡Hosanna!
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