Enmiendas y salvación

Telmo entró a la cocina donde su mamá preparaba la cena. Iban a un programa especial en la iglesia esa noche, así que tenían que comer más temprano que lo normal.

Su madre levantó la mirada y sonrió.

—Hola, hijo. ¿Qué estabas haciendo?

—Estaba leyendo —contestó el niño—. Estoy aprendiendo cosas geniales sobre los Estados Unidos.

—¿Qué tipo de cosas? —preguntó mamá mientras mezclaba los ingredientes de una ensalada.

Telmo tomó la lechuga y empezó a trocearla.

—Aprendí que, una vez que un estado aprueba una enmienda en su constitución, no la puede cambiar. ¡Supongo que el estado debe estar muy seguro de que está de acuerdo con esa enmienda!

—Qué interesante —opinó la madre.

—Pero lo más interesante es que, si un estado rechaza una enmienda, puede cambiar de opinión más tarde —añadió Telmo. El niño suspiró. A pesar de que había estado leyendo toda la tarde, también se había puesto a pensar en otra cosa.

—¿Qué pasó? —preguntó mamá, mirándolo por encima del tazón de la ensalada.

Telmo suspiró otra vez.

—No quiero ir hoy a la iglesia. Los que predican en esos programas a veces me hacen sentir que no soy salvo. Me preocupa haber perdido mi salvación después de pecar y tengo que volver a confiar en Jesús para que me salve otra vez.

—Hijo, la salvación no funciona de ese modo —explicó mamá con delicadeza—. Si en verdad has puesto tu fe en Jesús y crees que Él murió por tus pecados y resucitó, entonces Él te ha salvado y siempre serás salvo.

—¿En serio? —preguntó Telmo.

—Sí. Es como lo que decías de los estados que hacen enmiendas en sus constituciones. Antes de que una persona se salve, puede rechazar las Buenas Nuevas de Jesús una y otra vez, pero Dios nunca se da por vencido con ellos. Esa persona siempre puede cambiar de opinión. Una vez que has confiado en Jesús como tu Salvador, no hay nada que pueda cambiarlo. Todavía vas a pecar, pero Jesús promete que te perdonará cuando le confieses tus pecados.

Telmo pensó en esas palabras.

—Pero ¿cómo puedo evitar el pecado?

—Una vez que eres salvo, el Espíritu Santo vive en ti y te ayuda a seguir a Jesús —dijo mamá—. Pero todavía debes tomar la decisión de escuchar y obedecer lo que Él dice. No siempre es fácil, pero aun cuando te equivocas, Dios nunca te soltará.

JULIA KICINSKI

LA SALVACIÓN ES PARA SIEMPRE

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 10:28

YO LES DOY VIDA ETERNA Y JAMÁS PERECERÁN, Y NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO.

¿Has tenido miedo de perder tu salvación? ¿Has pensado que Dios se rendirá contigo porque pecas demasiado? Dios te ama y promete que nunca te abandonará. Siempre te perdonará cuando peques y te ayudará a obedecerlo. Cuando confías en Jesús para que sea tu Salvador, Él te sostiene tan fuertemente que nunca volverás a perderte.

Clave de Hoy
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