Amabilidad por amabilidad
—Isaac, necesito que vayas a la casa de tu tía Juanita y le des este libro. Lo necesita para la clase de esta noche.
Isaac se quejó. Antes solía gustarle caminar a la casa de su tía, pero ahora ese hombre mala gente del señor Trujillo pasaba mucho tiempo en su jardín, y siempre le ponía mala cara al niño. Y recientemente se había mudado al vecindario una familia que tenía un perro gigante que gruñía. A Isaac usualmente le gustaban los perros, pero este, no.
Mamá pareció darse cuenta de los pensamientos de su hijo y miró por la ventana.
—No hay perros a la vista, Isaac. Y dale una oportunidad al señor Trujillo.
El niño tomó el libro y comenzó a andar por la vereda, pero, como siempre, el perro gruñón salió corriendo hacia él. Isaac salió corriendo lo más rápido que pudo.
—¿Tienes algún problema, Isaac? —le preguntó su tía Juanita cuando entró a toda velocidad por la puerta.
—¡Ese… ese… perro! —el niño casi no podía respirar—. ¡Es malo!
—Se llama Riley —le contó la tía Juanita—. Solo se ve malo. ¡Espera! Tengo una idea —ella fue a la cocina y regresó con un puñado de galletas para perro—. A ver, lleva estas galletas perrunas y, cuando Riley salga corriendo, ¡arrójaselas!
Isaac tomó las galletas y se dirigió a su casa. Como esperaba, el perro vino corriendo y gruñendo hacia él.
—Toma, Riley —gritó Isaac, y le arrojó las galletas. El perro las devoró alegremente y el niño se apresuró a llegar a su casa, sin siquiera notar la mala cara del señor Trujillo mientras caminaba por allí.
—¿Todo bien? —le preguntó su madre cuando Isaac llegó a casa.
—Supongo que sí —respondió el niño—. Le di a Riley unas galletas para perro, así que ya no gruñó.
—Oh —expresó mamá—. Tal vez deberías hacer lo mismo con el señor Trujillo.
—¿Arrojarle galletas de perro al señor Trujillo? —preguntó Isaac—. Oh, espera… te refieres a que, tal vez, si tengo un gesto de amabilidad con el señor Trujillo, ya no me pondrá mala cara.
—Exactamente —afirmó su madre—. Pero aun si eso no evita que te ponga mala cara, le estarías demostrando el amor de Jesús. El Señor nos dice que seamos amables unos con otros, incluso si no son amables con nosotros, debido a que Él nos ha demostrado ese tipo de amor al morir por nuestros pecados cuando éramos Sus enemigos.
Al día siguiente, Isaac regresó a la casa de su tía Juanita para recuperar el libro. Pero, antes de salir, agarró otro puñado de galletas para perro y, en la otra mano, llevó con cuidado un plato de galletas para el señor Trujillo.
LINDA WEDDLE
MUESTRA AMABILIDAD A LOS DEMÁS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32
SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.
¿Evitas a ciertas personas porque crees que son malas personas? ¿Has tratado de mostrarles amabilidad, en lugar de evitarlas? Aun si no son amables también contigo enseguida (o nunca) Dios dice que mostremos amabilidad a todos, porque Él te ha mostrado Su bondad al enviar a Jesús a morir por tus pecados. Demuestra amabilidad a otros y pídele a Dios que te use para tocar sus corazones.
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