Justo en el blanco (Parte 1)

—¡Estoy tan emocionado por la temporada de cazar venados este año! —Edgardo a duras penas podía contenerse mientras caminaba junto con su padre desde la casa a su gran patio trasero.

Su papá rio.

—Recuerdo el día que tuve la edad suficiente para ir de cacería. ¡Probablemente me puse a saltar de arriba abajo, como tú!

Edgardo y su padre acababan de regresar de la tienda de arcos, y el niño quería probar sus nuevas flechas antes del gran día. Rápidamente sacó su arco, acomodó su flecha, haló la cuerda y dejó que la flecha volara hacia la diana. ¡ZUM! El niño gruñó decepcionado cuando vio que su flecha ni siquiera se acercaba al blanco.

—Espera, hijo. Recuerda lo que te enseñé —indicó papá—. Pon tus pies en la posición correcta. Eso, muy bien. Ahora retrocede lentamente, flexiona tu brazo… así. Ahora encuentra tu ancla. Trae tu dedo índice al filo de tu boca. ¡Bien! Ahora tómate tu tiempo. Respira…

¡ZUM!

—¡Eso estuvo mucho mejor, hijo!

Edgardo sonrió.

—Gracias, papá. Pero todavía no le di al blanco.

—Bueno, dar justo en el blanco nunca es fácil, ni siquiera con práctica —el padre le dio al niño una mirada pensativa—. ¿Sabes? Esto me recuerda de algo. ¿Y si te dijera que, para poder entrar en el cielo, tienes que dar justo en el blanco cien veces seguidas y nunca fallar?

Edgardo arrugó las cejas.

—¡Papá, eso sería imposible!

—Tienes razón —señaló el padre—. ¡Sería imposible! Tendrías que alcanzar un récord perfecto y no hay nadie en el mundo que haya vivido una vida perfecta, excepto Jesús. La palabra «pecado» significa errar al blanco, y el blanco es la perfección. Debido a que somos pecadores, Dios sabía que nunca podríamos dar en el blanco por nosotros mismos. Por eso envió a Su Hijo perfecto, para pagar el precio por nuestros pecados, ¡para que nosotros no tengamos que hacerlo!

Edgardo se quedó pensando por un momento.

—Entonces, Dios nos perdona y nos acepta porque Jesús sí dio justo en el blanco, no por lo que nosotros hemos h echo.

—Correcto —aseguró papá—. Al vivir una vida perfecta y morir por nuestros pecados, Jesús dio justo en el blanco por nosotros, para que podamos tener vida eterna con Él —el padre hizo una seña al arco en la mano de Edgardo—. Ahora, ¡déjame ver qué más puedes hacer!

EMILY TENTER

SOLO JESÚS ES PERFECTO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 3:23

POR CUANTO TODOS PECARON Y NO ALCANZAN LA GLORIA DE DIOS.

¿Estás fallando al blanco de la perfección en tu vida? No eres el único. Nadie es perfecto. Todos hemos fallado al tratar de satisfacer los requerimientos para entrar en el cielo. Pero, cuando Jesús murió por nuestros pecados, ¡Él dio justo en el blanco por nosotros! La única manera en que podemos ser aceptados por Dios y tener vida eterna es al confiar en Jesús. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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