Pequeñín

Minerva se acurrucó en el sofá y miró a su periquito. Su padre le había dado el pajarito un poco tiempo antes de morir.

—Este pequeñín te hará compañía —le dijo papá, y por eso la niña llamó a su mascota Pequeñín.

Su padre había fallecido hacía seis meses. A pesar de que Minerva se estaba acostumbrando al vacío que su muerte había traído a la casa y a su vida, todavía extrañaba muchas cosas: papá en su lugar en la mesa, el sonido de su risa, la forma en que solía tocar una señal de buenas noches en la puerta de su habitación. También había una tristeza en los ojos de su madre, y la niña sabía que ella extrañaba mucho a su esposo.

Minerva notó que su periquito se veía triste al estar encaramado en su pequeña jaula de bronce. Ella había limpiado la jaula, le dio agua fresca y semillas, pero últimamente no había cantado.

—Mamá, ¿qué le pasa a Pequeñín?

La madre estudió al pajarito encorvado en su columpio.

—Está mudando de plumas. ¿Te diste cuenta de todas las que ha perdido? Algunas aves se ponen decaídas y dejan de cantar en su período de muda. Solo necesita un poco de tiempo —mamá rodeó a Minerva con su brazo—. Tú y yo nos parecemos mucho a Pequeñín en este momento. Básicamente también perdimos nuestro deseo de cantar, pero Jesús sabe cómo nos sentimos y estará con nosotras para ayudarnos a salir adelante para que podamos seguir cantando Sus alabanzas.

—¿Todavía podemos cantar, aunque estemos tristes? —preguntó Minerva—. Creí que cantar y alabar a Dios era algo que una hace cuando está feliz o agradecida por algo.

—Sí es así —afirmó su madre—. Pero, a diferencia de tu periquito, todavía podemos cantar y alabar a Dios, a pesar de que estemos tristes, porque Jesús murió para salvarnos y siempre está con nosotras. Él sigue siendo Rey sobre todas las cosas y sabe que extrañamos mucho a tu papá. El Señor promete que cuidará de nosotros. ¿Recuerda las maravillosas promesas que leímos en la Biblia hace algunos días?

Minerva asintió.

—Mencionaban que Jesús cuida de los huérfanos… esa soy yo… y de las viudas… esa eres tú —la niña metió su dedo en la jaula con delicadeza, para acariciar las suaves plumas verdes de su periquito—. Supongo que puedo cantar sobre eso, a pesar de que estoy triste —dijo en voz baja.

Pequeñín inclinó su cabeza y sacudió sus plumas. Después cantó, casi como si entendiera.

PHYLLIS I. KLOMPARENS

DIOS ENTIENDE TU SITUACIÓN

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 68:5

PADRE DE LOS HUÉRFANOS Y DEFENSOR DE LAS VIUDAS ES DIOS EN SU SANTA MORADA.

¿Está sucediendo algo en tu vida que te hace sentir tristeza y soledad? Tal vez perdiste a uno de tus padres o a algún amigo, o estás lidiando con otro gran sufrimiento. Dios lo sabe todo y te ama y le importa lo que está pasando. Ora por tus problemas y depende del Señor para que te ayude a salir adelante. Aun cuando las cosas se pongan difíciles, puedes alabar a Dios y darle gracias por Su gran amor por ti.

Clave de Hoy
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