Copiones

Álvaro entró en la habitación enojado, dando pisotones. Su padre levantó la mirada de la computadora.

—¡Dile a Miguel que deje de copiarme! —exclamó Álvaro, cruzando los brazos sobre su pecho—. Siempre me está siguiendo y trata de hacer todo lo que hago —mientras papá cerraba su portátil, Miguel entró corriendo en la sala, marchó hacia donde estaba su hermano y, de repente, cruzó también los brazos—. ¿Ves a qué me refiero? —declaró Álvaro mientras Miguel lo miraba fijamente.

—Miguel —le indicó su padre—, dale un poco de espacio a tu hermano —entonces papá miró a Álvaro—. Miguel te copia porque quiere ser como tú.

El hermano mayor frunció el ceño.

—No me gustan los copiones.

—¿No? Bueno, la Biblia dice que todos deberíamos ser copiones —papá tomó su Biblia de la mesa de la sala y la abrió—. Mira —le dijo—. Léenos Efesios 5:1 en voz alta.

Álvaro tomó la Biblia y buscó el versículo que su padre le indicó.

—«Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados» —leyó.

—¿Qué hacen los imitadores? —preguntó papá. Álvaro y Miguel se encogieron de hombros—. Copian —continuó su padre—. Se supone que debemos copiar a Dios —papá sonrió a sus hijos—. Miguel te ama, Álvaro, y lo demuestra al querer hacer las mimas cosas que tú. Así demostramos también nuestro amor por Dios. Jesús vivió una vida perfecta de amor y sacrificio cuando vino a la tierra a morir por nuestros pecados. No podemos copiarlo a la perfección, pero a través del poder del Espíritu Santo, quien nos ayuda a crecer para que seamos más como Él, podemos imitar a Jesús al demostrar a otros Su amor en nuestras acciones y actitudes.

Álvaro se rascó la cabeza. Miguel rio e hizo lo mismo. Entonces Álvaro le dio a su hermanito un golpecito cariñoso en el hombro. Miguel le devolvió el golpe y chilló cuando su hermano mayor lo derribó, y juntos cayeron al piso, riendo.

Papá rio también.

—Muy bien, chicos. Miguel, deja de copiarle a tu hermano por ahora. Déjalo solo un momento. Y todos recordemos que debemos ser imitadores de Dios al confiar en Él para que nos ayude a copiar a Jesús.

—Está bien —expresó Miguel.

—Está bien —le remedó Álvaro con una sonrisa traviesa.

—¡Está bien! —papá se metió en el juego y todos rieron.

CAROL A. DECESARE

SÉ UN IMITADOR DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:1

SEAN, PUES, IMITADORES DE DIOS COMO HIJOS AMADOS. 

¿Te frustras cuando otras personas te copian? ¿Los niños más pequeños tratan de actuar como tú y repiten lo que dices o imitan lo que haces? Muchas veces lo hacen porque te admiran. Como hijos de Dios, debemos copiarlo a Él. El Señor nos demostró Su amor al enviar a Su Hijo, Jesús, para morir por nuestros pecados. A través del Espíritu Santo, Él nos ayudará a demostrar ese mismo tipo de amor a los demás, para que podamos imitar a Dios.

Clave de Hoy
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