Redimiendo a Rudy
—Mamá, ¿dónde está Rudy? —preguntó Joel cuando entró en la casa después de la escuela, buscando a su perrita—. No está en el jardín.
Su madre suspiró con tristeza.
—Lamento mucho tener que darte esta noticia, hijo, pero después del almuerzo encontré la puerta abierta y Rudy no estaba. La busqué en el auto por todo el vecindario, pero no pude encontrarla —Joel sollozó y se tapó los ojos, mientras mamá apretaba cariñosamente su hombro—. El nombre de Rudy y la información de sus dueños están en su chip y en la placa de su collar —indicó—. Quizá alguien la encuentre y nos llame.
Esa tarde, el tiempo pasó muy lento y Joel no se podía concentrar en su tarea. Todo el rato esperaba que el teléfono sonara. El niño estaba en el piso de arriba cuando finalmente entró una llamada. La voz de su madre sonaba emocionada, y Joel bajó corriendo las gradas, dos a la vez.
—¿Alguien encontró a Rudy? —preguntó ansioso.
—¡Sí! —exclamó mamá mientras tomaba su cartera y sus llaves—. Está en el centro de control de animales —la madre explicó lo que había pasado en el trayecto al centro—. Alguien vio que Rudy estaba corriendo suelta y llamó al control animal. Enviaron a una camioneta para que la recogiera y la llevara al centro, así que ahora tenemos que pagar una multa requerida para recuperarla.
Joel frunció el ceño.
—¿Tenemos que pagar dinero? —mamá asintió—. ¡Pero ella nos pertenece! —se quejó Joel—. Estaríamos comprando nuestra propia perrita.
Su madre sonrió al ver la expresión de incredulidad en su hijo.
—Tenemos que redimirla —le dijo—. La palabra «redimir» significa comprar para recuperar algo, y comprar a nuestra propia perrita para recuperarla es una buena ilustración de lo que Dios hizo por nosotros. Él nos creó, así que, en ese sentido, le pertenecemos a Él. Pero nuestro pecado nos separó de Dios, así que tuvo que redimirnos, tuvo que comprarnos para recuperarnos al pagar por todas las cosas malas que hemos hecho.
Joel asintió.
—Aprendí un versículo sobre eso. Dios no nos redimió con dinero. Nos redimió con la sangre de Su Hijo, Jesucristo.
—Así es —afirmó mamá—. Debido a que Jesús murió para pagar el castigo por nuestro pecado, podemos ser perdonados y en verdad pertenecer a Dios.
Pronto llegaron al centro de control animal, recogieron a Rudy e iban de regreso a su hogar. La perrita estaba tan emocionada que a duras penas podía quedarse quieta.
—Rudy está feliz de haber sido redimida —comentó Joel mientras acariciaba la cabeza de su mascota—. ¡Y yo también!
PAULINE YOUD
JESÚS MURIÓ PARA REDIMIRTE
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 1:18-19
USTEDES SABEN QUE NO FUERON REDIMIDOS… CON COSAS PERECEDERAS COMO ORO O PLATA, SINO CON SANGRE PRECIOSA, …LA SANGRE DE CRISTO.
¿Has sido redimido? Jesús pagó un enorme precio por la redención, Su propia sangre preciosa, para que tus pecados puedan ser perdonados y puedas pertenecerle a Él. Si nunca has confiado en Jesús como tu Salvador, hazlo hoy mismo y Él te redimirá. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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