El Do central
Eloísa acababa de empezar a tomar clases de piano con su mamá y se moría de ganas por aprender más. Sin embargo, después que su madre le explicó cómo encontrar el Do central, su hermano Tomás, emocionado, entró corriendo en la casa.
—¡Mamá, adivina! Hoy elegimos nuestros puestos en el club de ajedrez. Todos querían ser el presidente. No queríamos pelear, ¡así que todos seremos el presidente! Lo llamaremos «El club de los presidentes». ¿No te parece genial?
Mientras su hermano hablaba, Eloísa seguía practicando y cantando:
—Do central, Do central, Do central.
Tomás rio.
—Parece que le fascina encontrar el Do central.
Su madre asintió y guio a su hijo a la cocina. Mientras le entregaba un tazón con zanahorias y salsa, le dijo:
—Cuéntame más del club de presidentes. ¿Quién recogerá el dinero en los eventos del club? ¿Quién tomará notas en las reuniones?
—No estoy seguro —contestó Tomás—. No pensamos en eso.
De repente, la fuerte voz de Eloísa los interrumpió.
—Do central, Do central, Do central.
Esta vez, Tomás torció los ojos.
—¿No puede tocar otra nota? Qué fastidio.
—Tienes razón, hijo —opinó mamá—. Se necesitan muchas notas para componer una canción. Las personas también son así. Del mismo modo que las notas en una canción se unen para hacer música, Dios nos creó a cada uno de nosotros con intereses y habilidades diferentes por una razón —la madre dirigió la mirada a la otra habitación, donde sonó el Do central nuevamente—. Piensa en tu club, hijo. Dios dio a cada persona del grupo habilidades diferentes, y tu club debería darles buen uso a todas, para que pueda funcionar como debe. La iglesia también es así. Cuando los cristianos trabajamos juntos y usamos nuestros diferentes dones para ayudar a que más personas conozcan de Jesús, somos como una canción de alabanza para Dios y que comunica Su amor al mundo.
Tomás pensó en las palabras de su madre mientras mordía una zanahoria.
—¿Sabes? Me gustan mucho las matemáticas. ¡Creo que debo ayudar como el tesorero del club! Prefiero hacer eso antes que hablar frente a todo el grupo, de todas maneras.
—Do central, Do central, Do central —siguió cantando Eloísa.
Tomás se tapó las orejas y mamá rio.
—Me parece una excelente idea. ¡Ahora voy a enseñarle más notas a tu hermana!
BETHANY DEN BOER
USA TUS DONES ÚNICOS PARA DIOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 12:27 (NTV)
TODOS USTEDES EN CONJUNTO SON EL CUERPO DE CRISTO, Y CADA UNO DE USTEDES ES PARTE DE ESE CUERPO.
¿Sabías que Dios te creó de una manera especial y te dio tu propio conjunto de talentos y cosas que te apasionan? Él nos creó a todos para que seamos diferentes. Si no fuera así, entonces, como una canción con una sola nota, el mundo sería muy aburrido. ¿Qué te hace diferente y especial? Dale gracias a Dios por esas cosas y úsalas para ayudar al cuerpo de Cristo, Su Iglesia, a demostrar a las personas quién es Él y cuánto las ama.
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