Dolor y tristeza

—¡Hola, mamá! —gritó Adelina cuando llegó a la casa, después de la escuela. La niña encontró a su madre mirando fijamente por la ventana, con una expresión de tristeza en su cara—. ¿Qué pasó? —preguntó Adelina.

Mamá suspiró.

—Llamó tu tía Mery. Tuvieron noticias de tu prima Macarena por primera vez desde que se fue de su casa.

—Y eso es bueno, ¿verdad? —preguntó la niña—. Al fin saben dónde está y que está bien, ¿cierto?

—Sí, ella llamó de algún lugar en Texas —contestó su madre—. Pero Macarena está cometiendo un terrible error. Mi corazón se duele por ella, por tu tía Mery y por tu tío Juan.

Adelina notó lágrimas en los ojos de su mamá.

—También me da tristeza por ellos, pero ¿qué podemos hacer al respecto? —preguntó Adelina—. Macarena siempre ha tenido muchos problemas y no escucha a nadie —la niña se dio la vuelta y salió de la habitación. Un momento más tarde, Adelina lanzó un fuerte grito—. ¡Oh! —chilló—. ¡Auch!

—¡Hija! ¿Qué pasó? —su madre fue corriendo a la cocina donde la niña estaba doblada en el piso, agarrándose el pie.

—Me golpeé el dedo del pie en la pata de esa silla —se quejó Adelina—. ¡Me duele tanto!

Mamá sacó una compresa fría para el dedo herido de su hija.

—Eso me ayuda —aseguró Adelina después de aplicarse el hielo—. Pero todavía me duele.

—Lo siento —expresó su madre—. Quédate quieta hasta que te sientas mejor —ella miró a la niña, confundida—. Pero ¿para qué tanto drama? Solo es un dedito chiquito.

Adelina pestañeó sorprendida.

—¡Hace que me duela todo! —lloriqueó.

Mamá asintió y sonrió un poquito.

—Lo sé. Tu prima es como ese dedito del pie. Los problemas de Macarena traen dolor a todos los miembros de su familia.

Adelina se quedó pensando.

—Creo que tienes razón. Pero ¿qué podemos hacer para ayudar a la tía Mery y al tío Juan?

—Podemos orar por ellos —aseguró su madre—. Ya sea por dedos adoloridos o por corazones rotos, los cristianos podemos orar unos por otros cuando afrontamos el pecado y el quebrantamiento en nuestras vidas. Ya que Jesús nos trajo a la familia de Dios al morir por nuestros pecados, el dolor y las cargas de nuestros hermanos en Cristo también nos afectan, aunque no nos demos cuenta. Y también podemos orar por Macarena. Jesús la ama y podemos confiar en que Él nos ayudará a demostrarle que también la amamos.

PHYLLIS I. KLOMPARENS

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VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:15

GÓCENSE CON LOS QUE SE GOZAN Y LLOREN CON LOS QUE LLORAN.

¿Eres sensible a los sentimientos de los demás? ¿O no pones mucha atención a los problemas de otras personas? Dios quiere que te preocupes por lo que otros están pasando, tal como Él se preocupa de lo que tú estás viviendo. Todos los cristianos son parte de Su familia, la cual se conoce en la Biblia como el cuerpo de Cristo. Cuando una parte del cuerpo siente dolor, eso nos afecta a todos. Ora por las personas que están sufriendo, y haz lo que puedas para tratar de consolarles y demostrarles que te importan.

Clave de Hoy
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