Servir a otros
La mamá de Dana salió de la carretera principal y tomó un camino de tierra. Un letrero junto a la entrada decía: «Cascos y ruedas». Después de estacionarse, Dana y su amiga Cristi salieron del automóvil y corrieron al enorme establo gris.
La señora Soto, la directora del programa de equinoterapia, las recibió adentro.
—¡Me alegra tanto que las dos estén aquí! Su ayuda me caerá de maravilla. por favor, ¿podrían cepillar a Starr para su primera clase? —ella apuntó a un poni que se encontraba en un compartimento cercano.
Cristi cepilló el pelaje rojizo de Starr hasta que quedó suave y brillante, mientras que Dana sacó la tierra y las piedritas de los cascos del poni con un gancho de limpieza. Cristi puso una manta y la montura en el lomo de Starr y ató la cincha bajo la panza del poni. Dana deslizo el freno por las orejas de Starr y puso un estribo de metal en su boca. La niña guio al poni al escalón de montar.
Al extremo de una rampa de madera, había una niña sentada en una silla de ruedas, con una mujer de pie a su lado.
—Les presento a Rebeca y a su mamá —les dijo la señora Soto, que luego se dirigió a la madre y a la niña—. Dana y Cristi son dos de nuestras voluntarias.
Rebeca sonrió con timidez. Dana hizo que Starr se quedara quieto junto a la plataforma. La señora Soto empujó la silla de ruedas por la rampa; después, ella y otro voluntario cargaron a Rebeca para sentarla en el lomo del poni. Rebeca se agarró de un mango de cuero mientras llevaban a Starr al corral de equitación. Cristi y otro voluntario caminaron a los lados de Rebeca mientras la niña seguía las instrucciones del instructor de equitación: que levantara sus manos, que tocara las orejas de Starr, que tocara la cola del poni. Cuando terminó la lección, Rebeca le dio un beso sonoro a Starr.
—La pasé muy bien sirviendo como voluntaria hoy —les contó Dana a sus padres durante la cena—. Ayudar a las personas me hace sentir bien.
Mamá sonrió.
—Eso es porque Dios nos creó para amarlo, y una forma de hacerlo es al amar y servir a otros por el amor que Él nos ha mostrado. Jesús murió en la cruz por nosotros y también sirvió a las personas en Su vida cotidiana cuando vivía físicamente en la tierra. El Señor alimentó a los hambrientos, sanó a los enfermos e incluso lavó los pies de Sus amigos.
—Es solo por el amor de Dios por nosotros que podemos amar y servir a otros —añadió papá.
Esa noche, antes de acostarse, Dana oró:
—¡Gracias, Jesús, por amarme primero y por darme una forma divertida de ayudar a los demás!
BONNIE CARR
AMA Y SIRVE A OTROS COMO JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: MARCOS 10:45
PORQUE NI AUN EL HIJO DEL HOMBRE VINO PARA SER SERVIDO, SINO PARA SERVIR, Y PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR MUCHOS.
¿Has tenido la oportunidad de amar a otros por medio del servicio? ¿Eso te hizo sentir bien? Eso no debería sorprenderte. Dios nos creó para amarlo y para compartir Su amor con los demás. Jesús nos demostró ese amor al convertirse en el Siervo perfecto para nosotros. El Señor desea que todos conozcan Su gran amor, y una forma en la que podemos compartirlo con otros es a través del servicio. Ayuda a las personas a ver el gran amor de Dios por ellos al servirles como Jesús.
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