Lecciones del béisbol (Parte 2)
—Oye, Augusto —le dijo su padre durante la cena—. ¿Recuerdas el jonrón que hiciste en el partido de béisbol de hoy?
—¡Por supuesto! —el niño sonrió—. ¡Prácticamente mandé la pelota hacia el espacio!
—Fue un buen golpe, por supuesto que sí —afirmó papá—. Cuando alcanzaste la tercera base, parecía que tenías tiempo suficiente para ganarle a la pelota y llegar al home, y el entrenador Timoteo te hizo señas para que siguieras corriendo. Me pregunto si hubieras bajado la velocidad para ver por dónde estaba la pelota, y después hubieras decidido por ti mismo si avanzar o quedarte en la tercera base.
—Quería ver, pero el entrenador siempre nos dice que tenemos que confiar en él y solo seguir sus direcciones, ¡así que corrí!
—Y es bueno que lo hayas hecho —opinó su padre—. Si te tomabas el tiempo para mirar a tu alrededor, eso te hubiera costado la carrera. Ahora, ¿a quién lo compararías en la vida cristiana?
Augusto y Rodrigo se miraron el uno al otro.
—Es como dijiste antes —contestó Augusto—. Tenemos que escuchar a Dios.
Papá sonrió.
—Correcto. Pero esta vez vayamos un poquito más allá. A veces hay algo que sabemos que Dios quiere que hagamos, pero dudamos. Puede que sintamos que el Espíritu Santo nos pide que hagamos algo en un momento en particular, como mostrar bondad o levantar la voz cuando algo está mal, pero no confiamos lo suficiente en Él como para obedecerlo de inmediato. Queremos esperar y decidir por nosotros mismos si queremos hacerlo o no.
—Pero si Augusto hubiera hecho eso en el partido de hoy, no hubiera llegado al home —señaló Rodrigo.
—Exactamente —declaró su padre—. Y si no obedecemos a Dios enseguida, para cuando tomemos la decisión, puede que hayamos perdido el tiempo del Señor. Debemos obedecer a Dios tan pronto como sepamos que Él quiere que hagamos algo. Aunque sintamos que es difícil o nos dé miedo, tenemos el Espíritu Santo en nosotros para que nos dé fuerzas y para que podamos demostrar Su bondad y amor en todo lo que hacemos.
—Entonces, ¿Dios te está diciendo que uses mi jonrón como otro ejemplo en tu clase de escuela dominical mañana? —preguntó Augusto.
Papá lo pensó por un momento.
—¿Sabes? ¡Creo que sí! —él sonrió—. Quizá Él use esta lección para mostrarle a alguien cuán importante es que confiemos y sigamos a Jesús.
CAROLYN GASTON
OBEDECE A DIOS DE INMEDIATO
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 14:31 (NTV)
HARÉ LO QUE EL PADRE ME MANDA, PARA QUE EL MUNDO SEPA QUE AMO AL PADRE.
¿Hay veces en las que sabes que el Señor quiere que hagas algo, pero dudas en obedecer? Tal vez sepas que Él quiere que hables a alguien sobre Jesús, que seas amable con un estudiante nuevo o que ayudes a alguna persona con una tarea. Cuando sabes que Dios te está motivando a hacer algo, no dudes. Obedécelo inmediatamente para que puedas llevar a otros a Su bondad y amor.
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