Una ansiada invitación

“¿Puedo invitar a Amy y Silvio a mi fiesta de cumpleaños?”, preguntó Julieta, rodeada por papel, marcadores y brillantina.  “Ya invité a Belén”.

“Claro”, contestó la tía Catalina, mientras sacaba una cacerola del refrigerador.  “¿Qué tal si ahora retiras los materiales de tus invitaciones de la mesa para que podamos comer?”

Mientras comían, Julieta estaba inquieta en su silla.  “¡Estoy tan emocionada!”, exclamó.  “¡Quiero que ya sea viernes!”

La tía Catalina sonrió.  “Entonces, ¿has llevado la cuenta de tus lecturas bíblicas en la hoja que te dieron en la escuela dominical?”

Julieta se encogió de hombros.  “No.  No he tenido tiempo de leer mi Biblia esta semana.  He tenido otras cosas que hacer y lo olvidé”.

Finalmente llegó el viernes.  Todo el día Julieta ayudó a la tía Catalina a hacer compras para la fiesta, limpiar y decorar la cocina con globos y serpentinas.  Después, mientras se vestía, el estómago de Julieta parecía estar lleno de mariposas y no podía dejar de sonreír.  Cuando oyó el timbre, bajó corriendo por las gradas.

“Oh, eres tú”, murmuró Julieta.  El tío Claudio había llegado a casa, después del trabajo.

“¿Tus amigos todavía no llegan?”, preguntó el tío.  Julieta hizo un gesto negativo.

La tía Catalina entró al vestíbulo.  “Sí les dijiste a qué hora debían venir, ¿cierto?”

Julieta asintió.  “En la invitación puse las seis en punto”.

“Ya son las seis y media”, observó el tío Claudio.

Julieta miró por la ventana. “¿Dónde están?”, se preguntó.

“¿Por qué no te comunicas con ellos?”, sugirió la tía Catalina.

Después de enviar mensajes de texto a sus amigos, Julieta se desplomó en la mesa de la cocina.  “Silvio y Amy van donde su abuela y Belén se olvidó de la fiesta.  ¡No viene nadie!”

“Oh, lo siento”, expresó la tía Catalina, dándole un abrazo a su sobrina.  Sé que estás decepcionada, especialmente después que te esforzaste tanto para preparar todo para que tus amigos pudieran disfrutar de la comida y de pasar un tiempo juntos.  Pero tienes un amigo que siempre está muy ansioso de pasar tiempo contigo”.

Julieta levantó la mirada.  “¿Quién?”

“Jesús”, dijo la tía.  “Él ha preparado un banquete espiritual para que disfruten juntos: la Biblia.  Él desea que pases tiempo con Él todos los días para que pueda alimentar tu fe a través de Su Palabra”.

Julieta sonrió.  “Creo que ahora pasaré un tiempo con el único amigo que sí vino a mi fiesta”.BETH ANNE INGRAM

ALIMÉNTATE DE LA PALABRA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:103

¡CUÁN DULCES SON A MI PALADAR TUS PALABRAS!, SÍ, MÁS QUE LA MIEL A MI BOCA.

¿Permites que Jesús alimente tu alma a través de Su Palabra?  La Biblia cuenta la historia de cuánto Él te ama, y ¡leerla puede ser tan emocionante como comer pastel cubierto de chocolate!  Jesús espera ansiosamente que cenes con Él en Su Palabra.  Abre tu Biblia y prueba las delicias que Él ha preparado hoy para ti.

Clave de Hoy
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