Demasiado de algo bueno
Diego estaba jugando en su tableta cuando, de repente, se oscureció la pantalla.
—Mamá —gritó—, se me acabó el tiempo. Por favor, ¿podrías darme permiso de usarla más tiempo? Quisiera terminar de construir mis defensas.
—Lo siento, hijo —contestó su madre—. Ya estuviste suficiente tiempo en la tableta hoy.
—¡Por favor, mamá! —rogó el niño, pero su madre negó con la cabeza sin decir una palabra. Diego suspiró—. Está bien —dijo—. Iré a ver qué está haciendo Eleonora.
Diego encontró a Eleonora en la cocina y rápidamente se robó uno de los huevos endiablados que estaba preparando, antes que ella pudiera detenerlo. Cuando iba a tragarlo, el niño tuvo arcadas y escupió el huevo en el lavaplatos.
—¡Oye! —exclamó Eleonora—. No seas malo. Trabajé muy duro en esos huevos.
—No, hermanita, ¡es en serio! —aseguró Diego—. Prueba uno —Eleonora probó uno y también lo escupió rápidamente—. ¡Tienen tanta sal! Seguí la receta al pie de la letra. Dice que ponga un cuarto de taza de sal.
Diego miró la receta.
—Eleonora, leíste mal. Solo se necesita un cuarto de cucharada de sal. ¡Con razón están tan salados!
Los niños se miraron el uno al otro.
—¡Papá necesita uno! —le llevaron el huevo a su padre, quien le dio un mordisco con muchas ganas, pero no lo pudo tragar. Entonces Eleonora sacó un tazón y un vaso de agua que había escondido atrás de su espalda, y papá rápidamente escupió el huevo y tomó varios tragos de agua.
Después que se calmaran las risas traviesas de los niños, su padre comentó:
—Diego, estos huevos me recuerdan de la conversación que tuviste temprano con tu mamá. Así como la cantidad correcta de sal realza el sabor de los huevos, tus juegos pueden realzar tu vida y ayudarte a aprender. Pero si le pones demasiada sal, los huevos se arruinan, y del mismo modo, si juegas demasiado en tu tableta, eso puede hacerte daño.
—Entonces, ¿es posible tener demasiado de algo que es bueno? —preguntó el niño.
Papá asintió.
—Jesús nos ama y nos hizo libres del pecado, y Él quiere que disfrutemos cosas buenas y divertidas en nuestras vidas. Pero debemos hacerlas en moderación. Si evitan que hagamos otras cosas buenas, como cuidar de las personas o pasar tiempo con ellas, es demasiado. Puede que cada vez se vea diferente, pero puedes orar y pedirle a Dios que te ayude a tomar buenas decisiones sobre cómo pasar tu tiempo —papá guiñó el ojo—. Y tus padres siempre estarán felices de ayudarte también.
MYRICAL BARTON
HAZ LAS COSAS CON MODERACIÓN
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 10:23 (NTV)
USTEDES DICEN: «SE ME PERMITE HACER CUALQUIER COSA», PERO NO TODO LES CONVIENE.
Cuando encuentras una actividad que disfrutas, ¿pasas todo el tiempo haciendo eso? Dios quiere que disfrutes las cosas divertidas de la vida, pero sí es posible tener demasiado de algo bueno. Si alguna cosa está causando que descuides tus responsabilidades o tu relación con Dios, tu familia o amigos, es demasiado. Pídele al Señor que te dé sabiduría y te ayude a hacer las cosas que disfrutas con moderación.
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