El dinosaurio desobediente

Era el día que había estado esperando, ¡su octavo cumpleaños! Santiago se moría por abrir sus regalos. Había pedido un dinosaurio robot por meses y estaba seguro de que no se sentiría decepcionado. Estaba contando los minutos para que su dinosaurio se sentara, se diera vueltas, hiciera sus tareas y le rugiera a su hermana. Su familia observaba mientras el niño rasgaba el papel de regalo que cubría una caja grande, y ahí estaba: ¡Robo Dino!

—¡Sí! —exclamó emocionado Santiago—. ¡Gracias! ¿Puedo empezar a entrenarlo ahora?

—Claro —le dijo su padre riendo—. Pero ¿no quieres abrir tus otros regalos?

Después de abrir un juego de bloques que le dio su hermana y nuevos útiles de arte de sus abuelos, Santiago empezó el entrenamiento del Robo Dino.

—¡Siéntate! —le ordenó a su nuevo juguete. El dinosaurio rugió.

—¡Date una vuelta! —gritó Santiago. El dinosaurio brincó en el aire y movió la cola, somo si quisiera agarrar algún juguete.

—¡Ruge! —ordenó Santiago, que comenzaba a frustrarse. El robot se acostó y empezó a roncar—. Esto no está bien —comentó el niño. Él trató una y otra vez de lograr que el dinosaurio obedeciera sus órdenes, pero el robot no quería cooperar. Parecía hacer de todo, ¡excepto lo que Santiago le pedía que hiciera!

—¿Qué pasa con esta cosa? —preguntó Santiago—. ¡Mamá, mi dinosaurio está dañado!

—Hijo —contestó su madre—, ¿leíste las instrucciones? Vinieron con el dinosaurio para ayudarte a enseñarle a que haga las cosas correctamente. Si leyeras las instrucciones, estoy segura de que este entrenamiento sería mucho más fácil.

—Sí, supongo. Debí haber leído primero el manual —admitió Santiago.

—¿Sabes? Esto me hacen pensar en lo que hablamos en la iglesia esta semana —indicó mamá—. Dios nos da instrucciones en la Biblia de cómo deberíamos vivir como cristianos y demostrar Su amor a los demás. Pero, a diferencia del folleto que vino con tu dinosaurio, la Biblia es mucho más que un manual de instrucciones. Es la Palabra de Dios, que es viva y eficaz, y cuando la leemos y aprendemos lo que dice, el Espíritu Santo nos ayuda a entender su verdad y nos recuerda el amor de Dios. Mientras el Espíritu trabaja en nuestros corazones para hacernos más como Jesús, Él usa la Palabra de Dios para enseñarnos a escuchar y obedecer, no lo contrario, ¡como tu dinosaurio!

Santiago sonrió.

—¡Creo que me falta mucho por leer! —declaró, y enseguida se sentó y comenzó a leer las instrucciones de su Robo Dino.

CHRISTY MAZER

LEE Y APRENDE DE LA PALABRA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:11

EN MI CORAZÓN HE ATESORADO TU PALABRA, PARA NO PECAR CONTRA TI.

¿Lees tu Biblia para aprender sobre Dios y saber cómo Él quiere que vivas? Cuando lees la Palabra de Dios y aprendes más sobre eso en la iglesia, el Espíritu Santo te ayudará a entender lo que dice y te entrenará para que la pongas en práctica. Él usarla la Biblia para ayudarte a saber cuánto te ama Jesús y te enseñará a confiar y a obedecer al Señor. Lee tu Biblia y aprende sobre ella junto con otros cristianos, y confía en que Dios te ayudará a escuchar lo que dice.

Clave de Hoy
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