Agua que da vida
—¡Oigan! —se quejó Zoé—. ¿Qué pasa con el agua? —la niña giró la llave del grifo todo lo que podía, pero lo único que salió fue un ruido como de escupitajos. Ella se lamentó—. ¡Tengo tanta sed!
—Cuando llegué a la casa, después del trabajo, encontré un aviso que decía que la empresa de agua potable iba a realizar trabajos hoy en nuestra calle —explicó su madre—. Si hubiera sabido antes, habría llenado algunos contenedores. Todavía hay un poco de jugo en la refrigeradora.
Zoé tomó el jugo y se sirvió todo en un vaso grande. Lo bebió a grandes tragos con voracidad y luego se relamió los labios.
—Estuvo delicioso.
—¿Guardaste un poco para Miguelito? —preguntó mamá, levantando la mirada del correo.
Zoé miró la botella vacía.
—¡Lo siento!
Cuando Miguelito, el hermano de Zoé, llenó a casa unos minutos más tarde y se enteró de que no había nada para beber, refunfuñó y se dejó caer en una silla.
—¡Agua! ¡Agua! —gritó débilmente.
Zoé rio.
—No tienes que ser tan dramático.
Mamá salió a abrir la puerta porque alguien timbró y, un minuto más tarde, Malena, su vecina, entró con un galón de agua.
—Pensé que les haría falta esto —indicó.
Ansioso, Miguelito se sirvió agua en un vaso y la bebió; luego suspiró con satisfacción.
—¡Oh, gracias, Malena! —dijo juntando sus manos—. ¡Salvaste mi vida!
—¡Vaya, hermanito! —gruñó Zoé—. ¡Ya empezaste otra vez!
—Bueno, una persona que muere de sed puede salvarse si toma un poco de agua —aseguró Miguelito—. ¿No es por esa razón que Jesús se llama el Agua Viva? ¿Porque Él puede salvar a las personas que están muriendo?
—Ese es un muy buen punto —opinó mamá—. La gente tiene una ceguera espiritual que es mucho más grande que la sed por agua. Tenemos una sed de amor, de gozo, de perdón… una sed de Dios. Un vaso de agua puede salvarnos de la muerte física, y Jesús, el Agua Viva, puede salvarnos de una muerte espiritual. Pero ¿qué hubiera pasado si no recibías el agua que te ofreció Malena, hijo?
—Seguiría con sed —contestó Miguelito.
Mamá asintió.
—Lo mismo pasa con nosotros si no tomamos el Agua Viva que nos ofrece Jesús. Es gratis y nos da vida eterna, ¡pero solo para aquellos que le acepten!
TRUDY VANDERVEEN
JESÚS SATISFACE LAS ALMAS SEDIENTAS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 4:14 (NTV)
PERO TODOS LOS QUE BEBAN DEL AGUA QUE YO DOY NO TENDRÁN SED JAMÁS. ESA AGUA SE CONVIERTE EN UN MANANTIAL QUE BROTA CON FRESCURA DENTRO DE ELLOS Y LES DA VIDA ETERNA.
¿Alguna vez te has sentido insatisfecho con la vida, aun si te están pasando un montón de cosas buenas? ¿Tienes un alma sedienta, con sed espiritual? Jesús puede satisfacer esa sed. Él puede salvarte de la muerte espiritual, y darte vida eterna. Confía en Jesús y Él satisfará tu alma. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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