Escucha el llamado
—¿Puedo salir a jugar ahora? —preguntó Danilo.
—¿Puedo ir yo también? —preguntó Miriam, la hermana menor de Danilo.
Su madre asintió y los niños llevaron sus platos al lavadero antes de salir corriendo por la puerta. Danilo fue directamente donde estaba su bicicleta, que había dejado en medio del patio cuando su mamá los llamó a cenar. Miriam salió al garaje y siguió trabajando en su dibujo con tiza. No estuvieron afuera mucho tiempo cuando oyeron el ruido de los truenos. La lluvia empezó a caer enseguida con fuerza.
—¡Miriam! ¡Danilo! —los llamó mamá—. ¡Entren antes que terminen empapados!
Miriam sabía que no podía hacer nada para salvar sus dibujos hechos con tiza, así que recogió rápidamente las tizas y corrió a la casa. Sin embargo, Danilo siguió montando su bici en la lluvia.
—¡Danilo! —llamó nuevamente su madre—. No es seguro que estés afuera cuando hay relámpagos. Tienes que entrar ahora mismo.
En ese momento, un enorme relámpago iluminó el cielo, seguido de un fuerte estruendo. Danilo botó rápidamente su bicicleta y corrió adentro de la casa.
—¡Guau, eso sí me dio miedo! —exclamó Danilo; sus ropas chorreaban agua.
—Me debiste haber escuchado la primera vez que te llamé —le regañó su madre—. Ve a ponerte tus pijamas y baja a la sala para el devocional.
Esta vez Danilo obedeció rápidamente lo que su mamá le mandó.
—Me pareció que esta noche sería bueno leer sobre el arca de Noé —señaló mamá, abriendo su Biblia–. Danilo, cuando te estaba mirando en la tormenta, me vinieron a la mente todas esas personas que hace mucho tiempo ignoraron la advertencia de que vendría una enorme tormenta. Pero cuando Dios le dijo a Noé que construyera un arca para que él y su familia pudieran salvarse del diluvio, Noé obedeció.
—La tormenta de afuera no va a causar un diluvio, ¿verdad? —preguntó Miriam.
Mamá sonrió y negó con la cabeza.
—No, pero la historia del arca de Noé nos recuerda que Dios está llamando a todos los pecadores para que se acerquen a Él y sean salvos de la tormenta del pecado, y todos debemos escuchar Su llamado. Solo podemos ser salvos por Jesús, quien lava nuestro pecado cuando acudimos a Él para pedirle perdón.
MELISSA YEAGLE
ESCUCHA EL LLAMADO DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: HECHOS 3:19
ARREPIÉNTANSE Y CONVIÉRTANSE, PARA QUE SUS PECADOS SEAN BORRADOS.
¿Has escuchado el llamado de Dios? ¿Has confiado en Jesús para que perdone tus pecados y te dé vida eterna? Jesús quiere que te conviertas a Él y recibas la salvación. Dios te ama tanto que envió a Jesús, Su único Hijo, a morir por ti. No dejes que nada impida que escuches Su llamado. Confía en Jesús para que te salve hoy mismo. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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