Cubiertos de rojo

—¿Qué es eso, abuelito? —Rafael apuntó unas tarjetas pequeñas y pedacitos de un papel rojo brillante que estaban sobre la mesa de la cocina.

El abuelo sonrió.

—Tu abuela encontró estas cosas cuando estaba limpiando el ático el otro día. Cuando era niño, solíamos obtener estos premios en cajas de cereales… son como tarjetas de béisbol.

—¡Guau! ¡Son muy antiguas! —Rafael estaba impresionado—. ¿Para qué son los papelitos brillantes?

—Eso es lo que hace que las tarjetas sean interesantes —explicó el abuelo—. Mira esta. Es una fotografía de Babe Ruth —el anciano le mostró a su nieto la imagen del famoso beisbolista y después volteó la tarjeta—. Ahora, ¿ves esta pregunta? Dice: «¿Cuál era el nombre real de Babe Ruth?». Para encontrar la respuesta, ponemos este papelito rojo brillante, que se llama celofán, justo encima de la pregunta. ¿Qué ves ahora?

—George Herman Ruth —leyó Rafael—. ¡La pregunta desapareció y apareció la respuesta! ¡Qué genial!

—Así es —afirmó el abuelo—. Este celofán me enseñó una lección.

—¿Dices eso porque aprendiste cuál es el nombre verdadero de Babe Ruth? —preguntó Rafael.

Su abuelo rio.

—Aprendí algo más importante —aseguró—. Cuando era joven, sabía que era pecador. Siempre me estaba metiendo en problemas, ¡así que me lo recordaban con frecuencia! Había oído que todos debemos tener nuestros pecados cubiertos por la sangre de Jesús, pero nunca lo entendí, hasta que mi maestro de escuela dominical trajo esta misma tarjeta de Babe Ruth a la clase un día. «Alguien de atrás lea la pregunta», dijo mientras le daba la vuelta. Pero él había puesto mismo papel rojo sobre la pregunta, así que le dijimos que solo podíamos ver la respuesta. Él asintió y dijo: «Cuando la pregunta está cubierta con el papel rojo, no la pueden ver, solo ven la respuesta. Y cuando confían en Jesús como su Salvador, su pecado está cubierto por Su sangre. Entonces Dios ya no ve su pecado. En lugar de eso, Él te ve como una persona justa y buena, y ve que Jesús vive dentro de ti». Nunca me he olvidado de eso.

Rafael asintió, pensativo.

—Tampoco lo voy a olvidar.

PHYLLIS M. ROBINSON

LA SANGRE DE JESÚS CUBRE EL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 32:1

¡CUÁN BIENAVENTURADO ES AQUEL CUYA TRANSGRESIÓN ES PERDONADA, CUYO PECADO ES CUBIERTO!

¿Qué es lo que Dios ve cuando te mira? ¿Ve tus pecados o están cubiertos por la sangre de Jesús, de tal manera que ahora Dios te ve como a un justo? Si confías en Jesús como tu Salvador, tus transgresiones o pecados están perdonados. Están cubiertos y Dios ya no los ve cuando te mira. Si no conoces a Jesús como tu Salvador, confía en Él hoy mismo. Entonces tendrás la paz de saber que tus pecados están cubiertos de rojo. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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