El abuelo se olvida (Parte 2)
Globos rosados y amarillos adornaban la sala. Serpentinas azules y de color lavanda iban ondulados de un lado al otro del techo. Un enorme letrero que decía: «Feliz cumpleaños #8, Maige» estaba colgado encima del sofá. Muchos de los tíos y primos de la niña ya estaban en la fiesta cuando llegaron sus abuelos. La abuela inmediatamente se puso a dar abrazos a todos los que estaban en la sala. Pero el abuelo se quedó parado junto a la puerta, con una mirada perdida y confundida.
—¿Quiénes son estas personas? —preguntó.
—Son tus hijos y nietos, mi amor —contestó la abuela.
Maite notó que la abuela hablaba como si estuviera con un niño chiquito. «Supongo que es porque el abuelo tiene la enfermedad de Alzheimer y se olvida de muchas cosas», pensó. La niña caminó adonde estaba su abuelo y lo tomó de la mano—. Me alegra mucho que hayas venido a mi fiesta.
El abuelo miró a Maite y dibujó una tímida sonrisa en su rostro. Le dio palmaditas sobre su cabeza, torpemente, y por un segundo, ella pensó que su abuelo iba a ser el mismo de siempre. Pero después le preguntó:
—¿Esta es tu casa, niñita?
—Por supuesto que sí, abuelo —respondió Maite—. Soy Maite, ¿recuerdas? Has venido a mi casa miles de veces.
Cuando Maite y su padre estaban limpiando la cocina después de la fiesta, la niña cerró un cajón con un golpe.
—¿Por qué el abuelo tiene Alzheimer? —exclamó—. No se me ocurre ni una sola razón por la que Dios haya permitido que esto suceda.
—Yo tampoco —admitió papá, y Maite abrió sus ojos, sorprendida—. Eso te sorprende, ¿verdad? —inquirió el padre y su hija asintió—. La enfermedad de tu abuelito es triste —declaró papá—, y así como muchas veces él no puede entender lo que ocurre a su alrededor, a veces no podemos entender por qué pasan esas cosas tristes en la vida. Dios no nos pide que lo entendamos, pero sí promete que estará con nosotros en los momentos difíciles. Jesús entiende nuestro dolor y nuestra tristeza, y está aquí para fortalecernos y consolarnos cuando sentimos dolor. Un día, cuando Él regrese para acabar con el pecado, la enfermedad y la muerte para siempre y a hacer nuevas todas las cosas, Él secará todas nuestras lágrimas.
—Supongo, entonces, que tendré que seguir confiando en Jesús, aunque tenga ganas de llorar —dijo Maite—. Él me ayudará.
—Sí —afirmó papá—. Y llorará contigo.
CAROL J. BROOKMAN
SIGUE CONFIANDO EN JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 12:9
TE BASTA MI GRACIA, PUES MI PODER SE PERFECCIONA EN LA DEBILIDAD.
¿Te has preguntado por qué Dios permitió que algo difícil ocurra en tu vida? El Señor no siempre nos revela por qué suceden las cosas, pero quiere que confíes en Él, incluso cuando pasas por tiempos difíciles. Jesús entiende lo que estás viviendo y quiere consolarte y ayudarte. Cuando confías en el Señor, te darás cuenta de que Su gracia es más que suficiente. Él estará contigo durante los momentos difíciles hasta el día en que tus lágrimas desaparezcan para siempre.
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