La belleza de una mariposa
—¡Mira! —señaló mamá.
Los ojos de Isabel miraron en la dirección que apuntaba el dedo de su madre. Sus ojos azules brillaron cuando vio una mariposa color naranja brillante con negro, que revoloteaba con delicadeza de una flor a otra.
—¡Es tan linda! —exclamó Isabel—. Veamos a dónde se va.
Mamá asintió y las dos siguieron el progreso de la mariposa por el jardín de la abuela.
—Mira esas flores rojas —indicó la niña un momento después—. Son las flores más lindas del jardín. A la mariposa le gustarán —ella miró a su alrededor—. ¿A dónde se fue? Ya no la veo.
Los ojos de su madre buscaron en el jardín. Después apuntó a un pequeño grupo de maleza que estaba justo debajo de las flores rojas.
—La mariposa está allá.
—¿En esas malas hierbas? —preguntó Isabel—. Oh, sí, ya la vi. Me preguntó por qué pierde el tiempo con la maleza cuando hay tantas flores hermosas.
Su madre sonrió.
—Esa es una mariposita muy sabia. Ella sabe que las flores más bonitas no son siempre las que tienen el néctar más dulce.
—¿Quieres decir que esas florecitas moradas en las malas hierbas son más dulces para la mariposa que las rojas grandes? —preguntó la niña.
Mamá asintió.
—Así parece.
Isabel frunció el ceño.
—¡Qué raro!
—Deberíamos ser tan sabias como esa mariposa —aseguró mamá—. A veces nos dejamos llevar por la forma en que la gente se ve o por cómo se visten. Nos olvidamos de que la verdadera dulzura y la belleza vienen del corazón, del tipo de personas que somos por dentro.
Isabel se quedó pensando en esas palabras.
—Entonces, ¿no importa nuestra apariencia?
Su madre rio.
—Eso no fue lo que dije. Debemos cuidarnos y hacer nuestro mejor esfuerzo por vernos bien. Pero cuando nos enfocamos más en nuestra apariencia exterior que en cómo tratamos a los demás, eso no está bien. Debemos recordar que nuestra verdadera belleza viene de Jesús. Él nos ha dado corazones nuevos y hermosos, y eso significa que podemos demostrar Su amor a otros, a través de nuestra actitudes y acciones.
—Y dejar que las personas vean la belleza que Él nos ha dado por dentro es más importante que cómo nos vemos por fuera, ¿verdad?
—Seguro que sí —expresó mamá—. Recordemos que lo importante es cómo somos en el interior ante los ojos de Dios, y podemos confiar en que Él nos ayudará a mostrar a otros cómo Él nos ha hecho hermosas.
TANYA FERDINANDUSZ
MUESTRA TU BELLEZA INTERIOR
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 3:3-4 (NVI)
QUE LA BELLEZA DE USTEDES NO SEA LA EXTERNA… QUE SU BELLEZA SEA MÁS BIEN LA INCORRUPTIBLE, LA QUE PROCEDE DE LO ÍNTIMO DEL CORAZÓN Y CONSISTE EN UN ESPÍRITU SUAVE Y APACIBLE. ESTA SÍ QUE TIENE MUCHO VALOR DELANTE DE DIOS.
¿Qué tipo de persona eres? Es natural que quieras verte bien y vestirte con ropa bonita, pero recuerda que, ante los ojos de Dios, la verdadera belleza es la interior. La belleza real se encuentra en Jesús y en el amor que Él ha puesto en tu corazón. Si actúas con bondad y gentileza, tratando a los demás con amor, entonces estás demostrando el tipo de belleza que a Dios le encanta ver: la belleza de Jesús.
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